"22"

937 131 15
                                    

¡Advertencia! Por favor no leas el capítulo si eres muy sensible.  Gracias. 

Suelo soñar que hago el payaso como un mono, cuando tengo que luchar y convertirme en un gorila. Suelo soñar que soy un pez muy chiquitito y cuando quiero darme cuenta, soy trago por Godzilla. 

                                                                                                      —  Zenit. 

Jimin llegó a mi vida justo cuando todo se estaba cayendo en pedazos.

Mi hermano y yo no sabíamos hacer absolutamente nada y éramos completamente dependientes. Después de la muerte de nuestros padres, Jimin ya no se encontraba con nosotros, pero es consciente de lo que sucedió, porque mantuvimos contacto el primer año. 

Subsistimos gracias a él. 

Nuestro tío se apropió de todo lo que nos quedaba, pronto nuestro pequeño departamento fue usurpado por un montón de desconocidos, viejos ya acabados. Algunos solían deberle dinero a mi padre, otros eran sus subordinados. Nuestro tío intentó reanudar el negocio contactando a cada una de las personas que ayudó a papá.

Este hombre era el hermanastro de mamá, por lo que, en realidad, no tenía parentesco sanguíneo con nosotros.

Dejamos de asistir a clases para trabajar, incluso, había veces en las que nos negábamos a volver a casa. No queríamos interactuar con esas personas. Bolsas de cocaína y otros químicos que no sabíamos en realidad que eran, se encontraban esparcidos por todo el maldito lugar.

Pero volvíamos porqué el hambre era más fuerte que nuestra convicción, porqué éramos demasiado jóvenes para rentar un departamento solos, por qué si denunciábamos prevención familiar nos iba a separar, a JungKook a Miun y a mí. Porque sabíamos que podíamos lidiar con todo siempre y cuando nos encontráramos juntos.

Al volver a casa, sacaba la llave de nuestra habitación y abría la puerta para abrazar a Miun y recostarme con ella en la cama. JungKook nos acompañaba, los tres nos acurrucábamos y encendíamos el viejo televisor que nuestra medre nos había dejado.

Esa llave era la única copia. La llevaba colgada al cuello, lejos de mi tío para que no pudiera tocarla y mantuviera nuestra habitación lejos de sus apestosos negocios. Además, no podía llevar a Miun al trabajo y dejarla encerrada era la alternativa más factible para mantenerla segura.

Solía servirle un plato con croquetas y un poco de agua al llegar. Kook entraba a nuestra habitación con un par de tazones de arroz instantáneo, fideos o kimchi. Comíamos en silencio, ignorando todo lo que ocurría afuera. Veíamos cualquier programa, pero nuestro favorito siempre fue One piece. Nunca nos perdíamos ningún capítulo.

Nuestra vida no era una vida fácil, pero estaba siendo un periodo tranquilo. Si no molestábamos a esos hombres, ellos simplemente nos ignoraban. Nuestro tío prometió dejar en paz a nuestra perrita mientras no hiciera ruido y gracias al cielo Miun se acostumbró demasiado a los extraños. No ladraba casi nunca y cuando llegó a hacerlo, la música de afuera era más fuerte que la potencia de sus ladridos.

Sin embargo, fue después de 8 meses que todo comenzó a empeorar. Por alguna razón, aquellos hombres comenzaron a mirarme de manera extraña. JungKook empezó a hacer guardia en el baño para que no me hicieran nada cuando tomaba una ducha o algo similar.

Un día, justo después de navidad. Kook compro un pequeño pavo horneado que había bajado de precio por el fin de temporada. Compramos un litro de leche y pastel de frutas para comerlo en nuestra habitación.

Pride and Disgrace.  [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora