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NamJoon comenzaba a sentirse inseguro, de pronto un muro invisible empezaba a separarlo de JeRim y ni siquiera sabía cómo explicar lo que sucedía.

Después de lo ocurrido con SeokJin y de que la estúpida de su hermana lo convenciera para mantenerlo en la empresa y dejarla vivir su maldita vida, la frustración de NamJoon crecía cada día un poco más.

Por alguna razón, sentía que estaba perdiendo poder y el ímpetu que lo caracterizaba ya no valía. Una completa descortesía del destino, el tiempo era un miserable. Kim, no King NamJoon debía siempre tener el poder. Su orgullo no le permitía menos y cuando las cosas no resultaban como quería, comenzaba a sentirse pisoteado, insultado, mallugado. No podía ser.

Se acomodó la corbata al tiempo que admiraba su impecable figura frente al espejo de su habitación. Pensaba que la excepción a esa regla siempre había sido Jerim; esa mujer había logrado cambiar ciertos rasgos que le costó crear, cuando se encontraba frente a ella, su poder se nulificaba volviéndose absolutamente nada. Como sucedía algunas veces con sus hermanos, como sucedía — al decir verdad —, con todas las personas a las que realmente amaba.

Se puso el saco y se miró al espejo una vez más. Era guapo y su cuerpo mucho mejor que el de muchos modelos, tenía presencia, dinero y además era considerado un genio, entonces si ese era el caso ¿Por qué era tan fácil para él sentirse tan frustrado por una sola mujer? La amaba como jamás había amado a ninguna otra. La amaba tanto que le era imposible controlar sus sentimientos, se desbordaba cuando la tenía enfrente, era una sensación lisonjera, lejana a cualquier cosa que pudo haber imaginado sentir. Difícil de explicar, incluso imposible, pero tan real y suyo que le parecía imposible pensar en concebir una vida lejos de su amada. Estaba acorralado, el león había sido domado, pero ¿Qué más daba? Le encantaba el arrebato divertido y precipitado de todo aquel cumulo de sensaciones que le provocaba estar enamorado.

Esbozo una sonrisa orgullosa y salió de su habitación. Taehyung se encontraba en la mesa junto a JungKook y a JenRim. Todos estaban más emocionados que de costumbre, JenHa los visitaría esa tarde junto a su pequeño sobrino, incluso él se sentía desesperado, quería acariciar a esa pequeña y rosada bola de carne de una vez.

Bufó, odiaba ser tan sentimental. Se sentó y espero a que Taehyung le sirviera el desayuno.

Todos en la mesa hablaban de lo que conocía, pero parecía no entender. De pronto, se sintió fuera de lugar, no encontró la forma de entrar en la conversación, aunque deseaba hacerlo. No pudo evitar buscar los ojos de JeRim, la chica ni siquiera lo saludo, no lo miró.

¿Qué le sucedía?

— ¿Hyung? — NamJoon se giró para ver a su hermano. Taehyung le sonrió formando ese adorable rectángulo que siempre había adorado. Los ojos del chico le transmitían alguna clase de tranquilidad que lo reconfortaba. Lo sacó de su innecesario trance y desvió su atención — ¿Cómo va la campaña? Creo que las cosas con SeokJin hyung no van muy bien, pero es tu maestro de marketing y ...

— Creo que hemos arreglado las cosas — NamJoon se limpió la comisura de los labios con una servilleta y miró a su hermano. —. Ciertamente, no somos los mejores amigos, pero mi hermana lo ha elegido, no vale la pena seguir con todo ese drama. Además, los negocios son otro tema, es parte de mi equipo de trabajo.

— Yo quisiera saber que ibas a hacer si lo despedías, por lo que sé, es un genio — Kook se inmiscuyo en la conversación.

Nam le sonrió.

— No hubiera sido un problema, todo el mundo es remplazable.

JeRim se puso de pie y comenzó a prepararse para partir. Sabía que debía esperar a NamJoon, no podía salir sola, pero la petulancia de su novio comenzaba a ser un problema.

Pride and Disgrace.  [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora