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Regresar a Corea le regresó la vitalidad que le había arrebatado el matrimonio. SeokJin lo sabía, sabía que esas cosas no eran para él, pero también sabía que, si se oponía, su jefe lo destruiría. Su única opción era casarse e idear una manera para continuar con su antigua vida sin ser descubierto.

Tenía claro que la misión en sí era demasiado difícil, pero también poseía la certeza de que lo conseguiría si se lo proponía. Pues Kim SeokJin siempre tiene éxito incluso cuando no lo buscaba.

Además, su mujer no era precisamente una mala mujer. JenHa era diligente, atractiva y sumisa. Todas las cualidades que Seokjin necesitaba y aunque esos pensamientos eran los de un imbécil, Jin podía vivir con ellos siempre y cuando Kim NamJoon lo mantuviera en su empresa.

Y tenía muchos motivos para hacerlo. Nadie en esa maldita empresa tenía el talento que Seok tenía para la mercadotecnia o la publicidad. Era el esposo de su hermana y si por algún motivo se le ocurría despedirlo, sabía que la chica acabaría con toda relación con el moreno.

Jin tenía a NamJoon en la palma de su mano y francamente, la idea le encantaba.

Caminó por el pasillo del edificio con la mirada al frente, no le era posible dejar de sonreír. Todo el mundo estaba bailando debajo de sus pies y aunque aún había alguien por encima suyo, no era problema. Siendo el hermano político del jefe, lo tenía prácticamente arreglado.

Saludo a su secretaria, omitiendo el guiño del ojo. Entro en su oficina y se sentó frente a su escritorio. Todo estaba impecable, tal y como lo había dejado.

Miró su agenda. Tenía demasiado trabajo acumulado y al parecer, su equipo la había cagado demasiado durante su ausencia. Las llamadas de Nam confirmaban sus sospechas.

Comenzó por revisar, tenía que ir a los laboratorios para probar los nuevos productos y después hablar con su trabajo de diseño para bueno... diseñar los empaques. Francamente, comprendía el malestar de NamJoon, todos esos bocetos eran una mierda. Sí, SeokJin era necesario.

Su móvil comenzó a sonar. Jin miró la pantalla, una llamada de su esposa. Soltó un suspiró y contesto. Necesitaba mantener el teatrito si quería continuar en el trono.

— Cariño ¿llegaste bien? ¿Qué tal tu primer día?

JenHa se escuchaba animada y tenía demasiadas razones. El condominio que SeokJin adquirió para vivir junto a ella no era un juego. La chica tenía a 4 sirvientas para ayudarla en cualquier cosa y una enfermera para cuidarla durante el resto del embarazo. Planeaban contratar un cocinero, pues, aunque las chicas no cocinaban nada mal, SeokJin no podía conformarse con un nada mal, cuando claramente él necesitaba un todo perfecto, en su perfecta vida.

La llamada no se prolongó por demasiado tiempo. Jin colgó excusándose "tengo montañas de trabajo ¿Por qué no vas a la mueblería y compras las cosas para la habitación de KwonJin?" Llamó a la oficina de NamJoon para agendar una cita, necesitaba verlo cuanto antes para arreglar lo que su equipo había ocasionado y tal vez hablar sobre un aumento. Su hermana necesitaba demasiadas cosas y pronto serían tres. Lo que ganaba (aunque era una fortuna) no era suficiente.

— ¿NamJoon? ¿Cómo está mi pequeño hermano menor? — preguntó SeokJin entusiasmado.

Escuchó un quejido.

— Vuelve a llamarme así y te echaré a patadas — respondió el moreno.

Jin comenzó a reír, NamJoon no era fácil de manipular, pero sabía que cuando sus hermanos estaban involucrados, el chico siempre tenía la guardia baja.

Pride and Disgrace.  [KNJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora