|Final|

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"En conclusión, la paz... del momento"

—¿Qué crees que te van a decir?—en el autobús casi vacío, Jimin torcía los pies por debajo del asiento y miraba mareado el paisaje boscoso por la ventana. Tenía un sabor amargo en la boca, y una sensación extraña en el cuerpo, como cuando te levantan de golpe. Yoongi permaneció callado, pero movió los hombros en señal de que no tenía la menor idea. —Creo que deberías llamarlos, digo yo, para avisar.

Yoongi lo miraba con las manos sobre las piernas y los labios torcidos, casi riéndose—Es que me pongo muy nervioso—entonces si se comenzó a reir, con las manos en la boca y los ojos entrecerrados. Pero no porque le divirtiera, sino porque era su reacción cuando estaba muy ansioso. —Creo que mi abuelo va a llorar, y la abuela quizá no quiera hablarme—volteó para fijarse en la reacción de Jimin, quien solo asintió en silencio.

Pero, ¿sabes qué? quizás es una mala idea. Yo... Bueno, todavía podemos volver. No sé en qué carajo estoy pensando en aparecerme ahí como si nada—a su lado, Jimin volvió a asentir, tocando con la yema de los dedos el puño que envolvía su camisa, transmitiéndole un poco de seguridad a Yoongi con la mirada. Porque a decir verdad, era cierto que probablemente esa no era una buena idea. Pero no se lo diría, aún si lo fuera, era una decisión suya. El eligió, basándose en los sentimientos que había enbotellado por tanto tiempo. No lo diría, y dejaría que Yoongi golpeara por más tiempo la orilla de los ascientos con los dedos, que estrujara su camisa.

Si es malo podemos ir a comer helado después—prometió, con una sonrisa, y se acurrucó en el hombro de su acompañante con los ojos cerrados, pues el viaje era largo y lo que venía con el muy agotador.

Al llegar, los toques de Yoongi sobre su frente lo despertaron, y con el cuello adolorido se levantó de su asciento. Se veía enfermo, con la frente cubierta en sudor y sosteniendose el estómago con la mano. —¿Vas a estar bien?—Jimin preguntaba porque ya había visto esto muchas veces, en ese tiempo en el que Yoongi no se sentía mucho como él mismo y su cabello era feo. El asintió, sin embargo, y salieron de allí lo más rápido posible, porque de pensarlo demasiado se iban a arrepentir. Caminando entre la poca gente que había en la pequeña parada de autobús, algo muy particular pasó. De entre la gente, un señor con bigote y algunos papeles en la mano se detuvo, observando a Jimin, o a Yoongi, o la manera en que sostenían sus manos. Al voltear, Jimin se dió cuenta de que su novio conocía a este hombre, porque comenzó a temblarle la mano ligeramente, y se había detenido. Y cuando el rubio con los shorts blancos estaba más nervioso, el hombre de bigote se acercó hasta estar casi frente a frente.

Si eres tu—afirmó, pasándose la mano por el poco pelo que tenía y mostrando la gran sonrisa que su bigote acentuaba. Abrazó a Yoongi con delicadeza, dándole palmadas en la espalda que el devolvió, con una sonrisa que Jimin había visto pocas veces antes. Genuina, con encías de fuera y los ojos casi cerrados. Adorable.

Me gustaría saber quién es, estuve a punto de pegarle por el susto—el rubio sonreía sin saber exactamente la razón de la felicidad de los dos hombres frente a el.

Es mi vecino, mi amor. Y a mi me gustaría saber qué hace aquí—por un minuto los tres callaron, y el vecino levantó las cejas y boqueó un par de veces—¿Mi amor?—preguntó al fin, señalando a cada uno en repetidas ocasiones.

Si, es mi novio. Vine a presentarlo a mis abuelos, y a verlos también, supongo—se rascó la cabeza, evitando mirar a Jimin y cerrando los ojos.

Piernas ➳ y.m | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora