'|05|'

297 44 38
                                    

Oportunidad

Crecer en una familia de Alfas no era fácil, Marinette era una prueba viviente de ello.

Ser Alfa parecía ser una bendición para todos, pero ella no estaba tan segura. No era que detestara ser lo que era, pero lo que sí odiaba era el peso que implicaba. Debía ser fuerte en todo aspecto, mantener una imagen integra y mucho más, ser un Alfa implicaba perfección y pues ella era toda torpeza.

Mantenerse a la altura de una familia de Alfas como lo era la suya, no era fácil. Debía ser digna de su apellido, salir de la sombra de sus familiares era fundamental para ser un orgullo, pero ahí radicaba el problema.

Ella era diferente a su familia, ella tenía ideales distintos a los de ellos... Ella era imperfecta en más de una manera.

Marinette Dupain-Cheng era hija de una de las familias más poderosa de toda China y su nombre era proverbial en Francia. No había forma de que sobresaliera sin ser una Dupain-Cheng, pero ella no quería eso, ella quería ser simplemente Marinette.

Ser reconocida por ella, no por su apellido.

Pero... Eso ya era historia vieja.

La niña ilusa había muerto hace varios años. Ella había cobrado carácter con el pasar de los años, convirtiéndose en una joven sumamente fría y seria con gran sentido de la perfección. Su corazón ya no latía con alegría, se sentía vacía a pesar de ser un orgullo para sus padres.

Sin embargo, sonreía. Aún tenía una razón para hacerlo, era aquel anhelo que tenía desde pequeña: Encontrar a su Omega.

Siempre soñó con encontrar a esa persona que la hiciera sentir especial, que despertará su instinto protector y su corazón que ya creía muerto. Deseaba fervientemente formar una familia, pero eso era solo un sueño, uno que sus padres se encargaron de destruir.

Citas consertadas, indirectas nada discretas, presión social, trabajo y demás hacían que Marinette quisiera darse por vencida en el amor.

Aunque inconscientemente, ella seguía aferrándose a esa idea.

══════ஜ▲ஜ══════

Marinette caminaba con rapidez en el gran restaurante, atendiendo a los clientes del establecimiento con una gran sonrisa.

Era uno de los pocos días donde podía ser ella misma, donde podía dejar salir a la dulce y tierna chica que vivía en su interior sin temor de decepcionar a sus padres.

Aquella que moría lentamente en la espera de una oportunidad de ser libre de las limitaciones que su propia mente creó.

Las visitas que le hacía a su querida abuela Gina le devolvían la esperanza en la humanidad, aquella que parecía decaer con cada día.

Sus orbes cuál cielo pasearon por el sencillo lugar, se veía tan alegre y vivaz. Su mirada se detuvo en una escena peculiar: Un hombre de cuarenta años quizás, proponiendole matrimonio a una omega de su edad. Rodó los ojos ante ello.

― Es la quinta vez hoy. ― Dijo para sí antes de acercarse a atender a un cliente en la mesa vecina.

Con una cálida sonrisa le preguntó al cliente su orden. Disimuladamente miró a la mesa vecina, donde el hombre esperaba expectante la respuesta de la chica, la cual se veía incómoda. Muy incómoda.

World Of AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora