Jimin miró tras él cuando Lilith detuvo sus pasos en la entrada del edificio. El lugar, tal y como lo conoció la primera vez, se veía un poco descuidado, pero no menos cálido y acogedor. Se notaba que no era como los demás departamentos de la ciudad, que incluso contaban con esos rociadores automáticos para que el aire tuviera siempre un olor a lavanda. Lilith odiaba la lavanda.
Lentamente miró al anciano que se le había quedado observando y le sonrió, modulando un saludo. El conserje la reconoció y no tardó en desearle buenas noches también.
Jimin, viendo recién al hombre, lo saludó también animadamente, llamándolo por su nombre y aprovechó para acercarse a Lilith y llevársela con él.
—No tienes que estar nerviosa, Li. Yoongi no va a echarte o algo así —bromeó. Sin embargo, Lilith no estaba para bromas en un momento así. Ella en verdad tenía miedo de que Yoongi no quisiera verla más. Aunque lo entendería después de todas las veces que ignoró sus llamadas y mensajes.
Luego de subir unos cuantos pisos por las escaleras, al encontrarse descompuesto el elevador, Jimin miró a la pelirroja y le sonrió cálidamente antes de atraparla en un abrazo. No iba a negar que él también se encontraba ansioso de saber qué pasaría, pero solo por ella, quería mostrarse más seguro. En ese momento, era el único apoyo seguro que Lilith podía tener.
Sin preguntas de por medio y bajo la atenta mirada de Lilith, Jimin usó su llave para entrar y lo primero que los saludó tras abrir la puerta fue una esponjosa bola de pelos.
—Él es Leonard Alexander Michel Prince, pero yo le digo bebé y hyung solo gato feo —susurró Jimin sin querer levantar mucho la voz al ver todo a oscuras. Lilith solo lo miró con una expresión de "¿en serio le pusieron así al gato?" mientras el minino se paseaba contra sus piernas, pidiéndole mimos.
Cargando al felino para que ya no maullara, Jimin terminó de cerrar la puerta tras él y le susurró a la mayor que lo siguiera. Lilith sonrió al ver todo a su alrededor incluso más acogedor que en aquella tarde. Sin duda, la luz de luna era lo que le daba el último toque a ese pequeño hogar. Aunque ahora que recuerda, el gato no estuvo allí la otra vez.
Cuando al fin se dio cuenta de donde estaba, sus pies se clavaron en el suelo mientras el pelirrojo se acercaba hasta la cama para dejar caminar a su "bebé" sobre el cuerpo acurrucado bajo las sábanas. Yoongi no tardó en gruñir cuando sintió los piececitos pisando su pecho y alzó su mano dispuesto a ahuyentar al gato, mas lo único que hizo fue gruñir un «gato feo» y abrazarlo para continuar durmiendo.
Lilith cubrió sus labios para ocultar su sonrisa y Jimin rio alegre al descubrir que en verdad el peligris no odiaba a su mascota como decía hacerlo. Su hyung solo era un hombre complicado a la hora de expresar sus sentimientos.
Esta vez, Yoongi sonrió tras oír aquella melodiosa risa que tanto le gustaba y abrió apenas uno de sus ojos, descubriendo al pelirrojo junto a él. Quién, tras tenderle una mano, no dudó en sentarse junto a su pareja para llenarlo de besos. Todo bajo la atenta mirada de aquella persona que Yoongi todavía no notaba.
—Yoonie, tienes una visita —le susurró entonces Jimin y el mayor lo miró frunciendo sus cejas. Volteando apenas para mirar por sobre sus hombros, se encontró con una delgada figura recargada en el marco de la puerta, todavía con una mano en la boca, mordiendo disimuladamente la piel de su pulgar.
—¡Lilith! —se precipitó entonces el mayor, sentándose en la cama de golpe cuando una oleada de ansiedad y nerviosismo lo invadió. Para su sorpresa, la pelirroja bajó su mano y le sonrió –aunque algo apenada–, antes de soltar un apenas audible saludo.
Jimin los miró a ambos mientras sonreía y volvió a tomar a su bebé en brazos para salir y darles un poco de privacidad a los dos. Al pasar junto a Lilith, no se contuvo de darle un pequeño empujón con sus caderas para que la otra reaccionara y al fin avanzara dentro del cuarto. Y aunque supo que tuvo el consentimiento de Jimin para estar allí con el otro, a solas, todavía se sentía un poco extraña.
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Luxuria [BTS]
FanfictionLilith y SeokJin son un feliz y perfecto matrimonio de ocho años. Ambos trabajan en la empresa de su padre, donde las miraditas dulces y pequeños besos robados nunca faltan en su rutina diaria. Al igual que en sus noches de pasión, donde la ternura...