6:56 am

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El aire se cuela por la ventana y mueve las cortinas. Está amaneciendo, y el movimiento de la ciudad se hace presente. Permanezco recostado sobre la cama, preguntándome como fue que llegue hasta aquí.

Me levanto y habro la ventana. Inmediatamente la brisa helada golpea mis mejillas y mi piel se eriza desde la cabeza, hasta los pies.

Frente a tu balcón estoy, y no se que decir.

Llevo mi mano al pecho, apretando fuertemente la camisa, sintiendo que el corazón está a punto de salir.

Eres… la primera persona a quien le cuento sobre esto. La primera a quien puedo sonreírle de manera genuina y por quien salte al borde del precipicio para salvarle… eres la primera que ocasiona tales sentimientos en mi y eso me preocupa, Eiji.

¿Vienes de algun lugar lejano escapando como yo? ¿Acaso tienes terribles pesadillas? No claro que no. Tu eres totalmente distinto. Eres como el día, tan cálido y transparente, que al verte sonreír acaricias por completo mi cuerpo asiendome sentir bien, cálido, acogedor.

¿Porque alguien tan puro como tú esta al lado de alguien como yo? ¿Porque tengo miedo de tocarte y que desaparezcas?

Hace solo unas semanas tú no estabas en mi vida, y ahora quiero verte todos los días. Quiero verte al abrir las ventanas, con esos ojos tan negros como la noche y pronunciar ese horrible inglés. Por alguna razón, cada que estoy en aprietos llegas a salvarme del dolor.

Aunque ahora mismo, mi vida es un asco,  al abrir la ventana me llevas a un mundo completamente diferente, donde quiero estar todos los días, a todas horas… pero, alguien como yo… ¿alguien como yo puede desearlo?

Entonces recordé las palabras que me diste: «Claro que puedes, puedes ser libre».

Yo… ¿que es lo que yo quiero?

Con los rayos del sol en mi rostro, tu ventana se abre dejándome mirarte sonriendo. Nunca creí en los milagros, pero mirarte a ti, era como uno de ellos.

Al verme, inflas las mejillas molesto.

—¡Ash, debés dejar de beber, no imaginas lo pesado que estás. La próxima vez necesitaré una grúa para levantarte!— suelto unas risas inmediatamente y paso la mano entre mis cabellos— No es gracioso, en America hay muchos gordos, debes cuidar tu peso.
—Entonces— volteo la mirada hacía el— ¿Porque no me dices que comen los japoneses? Tal vez pueda comer al estilo del Sol naciente, ¿que te parece?

Sus ojos se iluminan por completo mirándome sorprendido.

—¿Enserio? ¡Te preparare algo esta noche, ya lo verás, comida al estilo Izumo. Hasta pediras para llevar!
—Jaja ¿tan deliciosa es la comida? Que, ¿la preparan los mismos ángeles?
—La preparo yo, y es lo mismo que si la cocinaran los ángeles— afirma sonriendo.

Me quedo en silencio, mirandolo. No hay nada que pueda reprochar. Realmente eres un milagro para mi.

—Y éste es mi favorito, solo hay que mezclar bien con los palillos

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—Y éste es mi favorito, solo hay que mezclar bien con los palillos.
—Eiji… ya no puedo dar un bocado más.
—¿Porque?
—¿Porque? Preparaste más de 10 platos. ¿Que harás con tanta comida? ¿Se la daras a los pobres? ¿Eres la Madre Teresa de Calcuta?
—Ay, que delicado. No hace falta, puedo comermela yo solo.
—Mi estomago va a explotar…— me recargo sobre la pared mientras el continua comiendo recargado en su barandal.
—Sabes, tu comida es horrible, pero, cuando estoy contigo, todo sabe tan bien.
—Oye Ash— para de comer y me mira seriamente— ¿puedo preguntarte algo?
—Dime.
—¿No puedes denunciar a la policía lo que te pasa?
—No serviría de nada. Golzine es la cabeza de la mafia, tiene múltiples contactos en todas partes… una denuncia policíaca no es nada, tiene perros en las oficinas y juzgados. Él me lo dijo, que la única manera en que me librare de él es matandolo, o matándome. Lo que suceda primero—doy un largo sorbo a mi bebida y le miro— No tienes porque preocuparte, me librare de esta.
—Entonces— se aprieta las manos y me mira decidido— ¿cuando todo acabe y seas libre, crees que puedas visitarme en Japón?
—¿Visitarte?
—No, déjame reformular mi pregunta— sus ojos brillan con esa hermosa luna puesta sobre su cabeza y con voz potente y firme exclama— Ash, ¿te gustaría ir a conmigo a Japón?

En el balcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora