12:01 am

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Mis manos y piernas estan temblando después de pronunciarlo, ¿fue muy atrevido? ¿Sonó tan ridículo?

Él me mira sorprendido, con los ojos totalmente iluminados. Siento su mirada recorrer todo mi cuerpo.

—Hee…
—Yo— interrumpo inmediatamente— es solo… no lo malinterpretes, quisiera que vinieras conmigo de turista. Solo eso— digo apenado, rascándome la cabeza.
—Ya veo— suelta una risita y baja la mirada por un instante para luego, volver a mirarme fijamente— ¿Porque no? Quiero conocer Gizmo.
—Izumo.
—¿Itzmo?
—I-zu-mo.
—I-zu-mo.
—¡Si, muy bien! Realmente quiero volver—digo de manera nostálgica mirando hacía la calle.
—Eiji.
—¿Qué pasa?

Él solo me mira, como si quisiera decirme algo que le causara una carga tremenda, pero solo aparta la mirada diciendo:

—No es nada, nos vemos mañana.

Y así, sin más, entró en su habitación mientras las puertas azotaron lentamente.

Extiendo mi mano hacía su balcón, y por un instante quisiera poder verlo, otra vez, frente a mi.

—Quisiera…— pronunció hacia su balcón— hacerte sonreír así, todos los días. Se que estás herido, no lo demuestras, pero, cuando te miro, detrás de esos ojos como el Jade, puedo verte llorar. Quisiera decirte que no lo hagas más, pero entonces mi voz se quiebra y me pongo a llorar. Yo no soy fuerte como tú, y quiero serlo. Quisiera cambiar…
—¡No, nunca cambies!— apareces de repente, como un rayo entre las puertas con los ojos cubiertos en lágrimas y los brazos extendidos lanzandote tan hábil cual leopardo sobre el barandal y me tomas de los hombros.
Ambos caemos sobre mi pasillo y me abrazas tan fuerte hacía ti, que puedo escuchar los latidos de tu corazón tan claros como el mar.
Mi respiración y la tuya se cortan lentamente. Es tan estrecho el espacio entre los dos.

—Nunca lo hagas… eres tan cálido, tal cual eres.
—Ash…— mi rostro se hunde en lágrimas apoyando mi frente a su cuello.
—Todo esta bien. Yo estoy aquí.

No pude contenerme más y me lance a llorar sobre su pecho, cual niño.
El acaricia mi cabeza, mientras nos recargamos sobre la fría pared.

—Me fracture hace un año. Era saltador de pértiga. El doctor me dijo que ya no podría volver a saltar y yo… yo intente…
—Tranquilo— acaricia mi rostro delicadamente mientras me abraza— ¿Sabes porqué nos conocimos Eiji?— niego con la cabeza y sonríe— Muchas veces, necesitamos conocer a otras personas para encontrarnos nuevamente. Había olvidado lo que era la risa y la gracia hacía mucho tiempo, y cuando te conoci, todos esos sentimientos que me habían sido arrebatos volvieron uno por uno, hacía aquí— señalo su pecho y sonrió— tú eres una luz en mi camino, Eiji. Llegasta en el momento justo, en el lugar exacto, justo frente a mi… donde puedo verte clara y fijamente todos los días. Anhelando porque al despertar, al salir al balcón, pueda ser recibido con un Hey, Ash, good morning, how are you? Fine? Ok!— ambos reímos tras escuchar mi horrible inglés— No sé que significó para ti, pero quiero nombrar este sentimiento. Me gustaría saber si tu sientes lo mismo. Así que, ¿como podriamos llamarlo?

Le miro, con esa sonrisa en su rostro, acariando dulcemente mi cabello y mirando el cielo estrellado.

—Amigos— digo sonriendo— llamemoslo así.
—Entonces, ¿amigos?— me tiende la mano y la tomo.
—Amigos.

No puedo ponerle un nombre a lo que siento por ti, incluso ahora mismo, pero si ser amigos me permite estar a tu lado, entonces quiero serlo.

No puedo ponerle un nombre a lo que siento por ti, incluso ahora mismo, pero si ser amigos me permite estar a tu lado, entonces quiero serlo

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El sueño esta venciendome y me recargo en tu hombro.

—Ash, deberías irte a casa, es bastante tarde.
—No.
—Estoy bien. Ya estoy bien.
—Quiero estar aquí, donde pueda verte— dice evitando la mirada.
—Puedes verme desde el balcón. Lo prometo, estaré bien. Debes descansar.
—Entonces vete a la cama y cuando te vea dormir me iré. Eso… hacen los amigos.

Sonrió y me levanto caminando hacía la cama. Lo miro en esa amplía ventana con la luz sobre su rostro y ondeando sus cabellos.

—Descansa, Eiji— dice sentado en el balcón mirándome desde la distancia hasta que el sueño me vence por completo.

En el balcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora