✧ e m o t i o n a l ; [ᵈʳᵃʳʳʸ/ʰᵃʳᶜᵒ]

「 17 」

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Pansy siente que de tanto reír se va a desmayar. Potter es muy bueno para eliminar el mal humor con sus anécdotas vergonzosas.

El almuerzo estaba cerca a ser servido pero ambos se encontraban cerca al lago negro. Al parecer Harry necesitaba contarle algo con extrema urgencia, ya que Hermione estaba ocupada y Ron no iba a hablarles hasta que dejaran de actuar como si no existiera.

Si bien era cierto que Pansy no le iba a perdonar ni de chiste el que la sacara a toda prisa de la biblioteca mientras ella buscaba un libro para la susodicha Granger, de todos modos valía la pena escuchar y burlarse.

—Y bueno, me pateó y se fue.

—¡Necesito respirar!— habló agarrándose el estómago —¡Tienes suerte de que te pateara la espinilla!

—¿Qué? ¿Por qué?— su expresión cambió al darse cuenta de a que se refería.

—¡Basta!— exclamó y empezó a calmarse —Bien, no estuvo mal, Aún me sorprende que Draquito aceptara la tregua. ¡Pero ya está hecho! El resto queda en tus manos Potty.

—¿Debería dejarme llevar?

—¿Qué? ¡¿Qué demonios hacen aquí?!

Parkinson ignoró a Draco, al menos ella se había metido en ese papel. Tener que aguantar a su compañero, quien estaba a punto de atacar solo porque se encontraban en su "lugar preferido" era un poquito inmaduro.

Entre inmaduros se entienden.

—¡Buenas tardes Malfoy!— volvió a saludar Harry, como si nada malo estuviera pasando.

—No sé si eres muy adorable o muy idiota.— murmuró la chica mientras se levantaba —Como sea, aún me debes una por lo ocurrido en la biblioteca.

—¿Hablas en serio?— Harry refunfuñó —Está bien, ¡Nos vemos!

La chica agitó la mano con desinterés.

—Y nos quedamos los dos, ¿Te gustaría hacer algo?— preguntó divertido.

Draco se quedó mirando el cielo, preguntándose qué había hecho para merecer esto.

Ron siempre se enojaba por cosas...tontas. Sí, era un poco fastidioso tener que admitir algo así ¡Pero no era la única persona en el mundo que pasaba por eso!

Había logrado robar algunas cosas de la cocina, quien sabe que sería de él y sus ahora, aburridas horas sin comida.

Una vez que entregaron ese informe Hermione fue interceptada por Parkinson y llevaba medio día desaparecida.

Harry seguía buscando por mar y tierra, un método para poder llevarse bien con la única persona que, sin importar cuánto pasara solo bastaba con que nombraran para sentir que otro dolor de cabeza venía.

¡Y ahora estaba completamente solo! Claro, estaba feliz de que sus amigos estuvieran felices, solo que, esa sensación de no tener a alguien cerca para conversar era tan rara.

Los libros que llevaba empezaban a molestar, por lo que ni bien entró a la biblioteca los dejó en una de las mesas (suponía que era la de Mione).

—¡Gracias, Ron!— ella se dirigía felizmente a esa mesa y el pelirrojo suspiró tranquilo.

—No te preocupes, pero ¿Parkinson no estaba aquí?

—Oh, tuvo que irse porque Harry quería hablar con ella— tomaron asiento —No estoy segura de cómo va el asunto pero

—Granger.

Ron no debía ser un sabelotodo para entender porque su tan amada amiga acababa de levantarse tan bruscamente. No iba a voltearse ni de chiste.

—A-Ahora que recuerdo, necesitaba algo más, cuida los libros por favor Ron ¿Sí? ¡Gracias! ¡Regreso!

Y la vio prácticamente huir a toda velocidad. Él se mantuvo viendo los libreros más lejanos.

—¿A ti también te debo saludar?

Esa voz iba a volverlo loco.

—Mejor cállate, Zabini.