OS/IMAGINAS -TOM ﹠ LOKI.-THFF

Con el tiempo lo resolveremos.

Shipp: TaserTricks.

Advertencias: nEL B| creo que intente que fuera cómico como siempre con este shipp xd, y cursi como todo lo que hago jaja

Aclaraciones: no me queme la cabeza ubicando temporalmente esto ni cambiando sucesos del UCM así que no pregunten sólo gócenlo.

Y ahí estaba, mirándose al espejo de cuerpo completo en ropa interior, con un claro mohín marcado en los labios, y sus ojos entrecerrados en desaprobación, en autodesaprobación.

Comúnmente no era banal.

¡Darcy Lewis no era para nada una chica banal! Ciertamente.

Aún así en ese momento no podía evitar mirarse al espejo y repudiar todo lo que este le mostraba.

Pero es que en este caso no se trataba de vanidad.

No podía parar de criticar el rostro que le devolvía la mirada.

Ese con marcas en la comisuras de los labios, pequeñas "v" fruncidas a los lados de sus ojos, y evidentes ojos con aspecto cansado.

En si todo en su rostro gritaba "ya no tengo esa vitalidad".

¡Pero eso no era la peor parte!

¡Ahora eran 5!

No tres, no dos, ¡cinco!

¡Cinco cínicos cabellos pálidos y blanquecinos reluciendo de entre su oscura cabellera, opacando al resto!

¡Cinco estúpidas canas, resaltando con afán protagónico! Refunfuño para sí misma.

¡Y ni de que hablar en cuanto a la parte inferior de su reflejo!

Esa piel ya no tan elástica a la altura del vientre.

Si bien nunca había sido una chica esbelta cual súper modelo, era curvilínea y bien proporcionada, de lo cual solía sentirse orgullosa, hoy el hecho de mirarse sólo le causaba gracia, la clase de gracia que roza la vergüenza.

¡Y las marcas blancas en sus muslos!

Las marcas de que su cuerpo cambiaba, cambiando a causa del tacto de los años en su cuerpo, un tacto que no era una caricia específicamente.

Un escalofrío le recorrió la espalda.

—¿Debería empezar a lindos panteones? —murmuró aún mirando a su nueva insulsa cana.

—¿A quién planeamos sepultar? —susurro una aterciopelada voz en un ronroneo muy cercano a su oído, mientras una gélida pero familiar palma comenzaba a subir de sus caderas a su vientre y repetir el recorrido en viceversa.

—A mi.

La risa de la deidad estallo al momento, a lo cual la midgardiana aún aferrada por una larga y pálida mano a un fuerte y desnudo pecho se limitó a ensanchar aún más su puchero (si es que esto era posible).

Y entonces ella lo noto, el contraste ante el reflejo frente a ella.

El contraste entre la bella juventud y el añejar de los años.

El contraste entre ambos.

Y por primera vez, en toda su vida Darcy se sintió inferior.

Débil, simple y mortal.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al tan sólo considerarlo.

Porque en este caso se trataba de la concepción de perdida.