ʙ ᴀ ʙ ʏ ; 𝒅𝒐𝒑𝒊𝒍

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Tras pedirle disculpas mil veces a su profesor a pesar de que él mismo le había dicho que no eran necesarias, acabó por sentarse en su sitio. Dejó su mochila en el suelo y miró a su izquierda, encontrándose con un incrédulo Younghyun que sonreía de lado.

— ¿A Dowoonie se le pegaron las sábanas? —bromeó, dándole un amistoso golpe en su hombro. Colocó el libro de lectura en medio para mostrarle por dónde iban, a lo que el menor respondió con un asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento.

— No sé qué me ha pasado. —se excusó con una mueca, comenzando a sacar su material.

Fue entonces cuando la puerta volvió a abrirse, haciendo que, automáticamente, todos los presentes mirasen en aquella dirección. Dowoon alzó ambas cejas, algo sorprendido de ver al chico de antes. Éste, al sentir todas las miradas sobre él, caminó a paso rápido hacia el profesor y le entregó un pequeño papel blanco, medio escondiéndose bajo el enorme abrigo que llevaba. El profesor pareció decirle algo y todos fueron capaces de ver como el nuevo alumno hizo una mueca de desagrado. Asintió, se giró hacia sus nuevos compañeros y, mientras se presentaba, buscó con la mirada algún sitio libre al que poder ir nada más terminar de hablar, frunciendo el ceño en medio de su discurso al ser ésta una tarea difícil. 

— Me llamo Kim Wonpil, y...

— ¡Más fuerte! —se escuchó desde el fondo de la clase, creando una risa generalizada. 

Wonpil frunció el ceño, apretando los cordones de su sudadera entre sus manos, clavando la vista en el suelo.

— ...y-y vengo de otro país... —murmuró, sin poder evitar haber bajado el tono de voz.

— ¿Le sale la voz del culo o qué? —la misma persona se hizo sonar, haciendo que las carcajadas de nuevo fuesen escuchadas por toda la clase.

— Cierra la boca de una vez, Jackson. 

Las risas se disiparon de golpe, creándose un silencio incómodo. Ahora todas las miradas se concentraban en las dos mesas del centro de la clase. Dowoon se quería morir. ¿No podía Younghyun dejar su alma de justiciero para cuando él no estuviese a su lado? Oh, dios. Sentía que se le caerían las orejas de lo calientes que las tenía. Trató de disimular aquello alzando su mirada hacia aquel chico, Wonpil. Le miró. Fue fácil darse cuenta de lo nervioso que se encontraba y, en el fondo, le dio ternura. Cuando consiguió mantener contacto visual con él, asintió con la cabeza, animándole a que siguiera hablando.

— Y espero... hacer amigos pronto. —acabó, como si aquellas tres oraciones que había dicho hubiesen durado tres años.

Wonpil no apartó su vista de aquel chico que, de alguna manera, le había defendido, dedicándole una pequeña sonrisa tímida al pasar por su lado. Se sentó en una de las mesas del fondo que, por suerte, era individual, y colocó allí todas sus cosas antes de centrarse en la clase.

Dowoon no podía creerse que el timbre del recreo por fin había sonado. El aula se despejó en apenas segundos, dejando al profesor con la palabra en la boca y, de nuevo, sin haberle dado tiempo de mandar algún tipo de tarea.

— Me da un poco de pena. —le dijo Dowoon a su amigo mientras iba guardando sus útiles escolares, sin darse cuenta de que él ya se había levantado de su sitio y había desaparecido. Giró su cabeza al oír pasos, y puso los ojos en blanco al verlo dirigirse hacia el chico nuevo.— Kang Younghyun. —murmuró para sí mismo, encogiéndose de hombros, acostumbrado a aquella actitud. Tras tenerlo todo guardado en su mochila se dirigió hacia ellos, algo inseguro.

— Y entonces, Dowoon hizo que todo el laboratorio estallase por los aires y--

— ¡No le cuentes eso! —Dowoon agarró a su amigo por los hombros, empujándole, haciendo que éste dejara salir una carcajada.

Observó que el que parecía más pequeño los miraba con una pequeña sonrisa, divertido, mientras jugaba con sus pies bajo la mesa.

— Pero Dowoon, fue divertido. Le quemaste las cejas a Sana.

— ¡Me expulsaron una semana por eso! —se quejó, con un lloriqueo.

— ¡Pero le quemaste las cejas a Sana!

— No de manera intencionada...

Su amigo alzó una de sus cejas, como si así le estuviese diciendo todo.

—... pero le quemé las cejas a Sana. —admitió el culpable, con una pequeña sonrisa.

El recreo se basó en anécdotas vergonzosas por parte de Younghyun, historias graciosas de Dowoon y preguntas de Wonpil. Los dos primeros se fijaron en que aquel chico era bastante callado y tranquilo, sereno, parecía que nada le perturbaba. Incluso llegaron a encontrárselo distraído con una mariposa que se les cruzó, encontrando adorable el brillo que surgió en sus ojos. 

En el resto del día no hubo nada a destacar. Jackson y su grupito continuaron tratando de molestar al 'nuevo', encontrándose siempre con Dowoon y Younghyun detrás de él, cubriéndole. La clase fue testigo de la inteligencia de Wonpil; fue capaz de rebatirle al de filosofía una de sus teorías, y jurarían que le habían visto llorar al acabar la clase. 

Cuando por fin sonó la campana que indicaba el final del día, todos -exceptuando a Dowoon, Younghyun y su nuevo amigo- desaparecieron por la puerta. Ellos salieron con calma, de nuevo charlando o, más bien, llenándole la cabeza a Wonpil de historias. Al alejarse del recinto, escucharon a un coche hacer sonar el cláxon.

— ¡Oh! Es para mí. —sonrió con amplitud Wonpil, observando aquel coche rojo que tan familiar se le hacía con cariño. Se giró hacia sus nuevos amigos y, sin pensarlo demasiado, los rodeó a ambos en un abrazo grupal, sin borrar la sonrisa de su rostro.— ¡Muchísimas gracias por lo de hoy! Espero que lleguemos a ser grandes amigos. ¡Os veré mañana! —al alejarse, se despidió sacudiendo su mano y luego se alejó correteando en dirección al coche, en el que se subió, y ya dentro volvió a despedirse, asomando la cabeza por la ventanilla hasta que desapareció de su campo de visión.

Los dos chicos se quedaron en silencio durante todo ese tiempo, y no fue hasta que el menor de ellos habló que el otro fue capaz de reaccionar.

— Tío. Eso fue intenso. —murmuró, apretando su teléfono móvil entre sus dedos.

— Es... como... si un unicornio se hubiese comido diez kilos de algodón de azúcar y luego lo hubiese cagado. ¿Sabes? Pues eso... eso es Wonpil.