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Younghyun no le preguntó a su amigo el por qué de sus ojeras. Había asumido que la culpa era suya y de su novio. Se pasaron el desayuno entre besos, carantoñas y pequeñas pataditas bajo la mesa. Dowoon apenas comió dos de sus cinco tortitas. Eso sí preocupó a Kang. ¿Su amigo, Yoon Dowoon, dejando comida en su plato? ¿Tanto le había afectado el no dormir bien por sus ruidos? Se mantuvo en silencio durante el resto del desayuno, y cuando Jae se levantó para ir al baño, él se acercó a su amigo y pasó su brazo por sus hombros.

— Dowoonie. ¿Todo bien? —murmuró, mientras llevaba su mano libre al cabello ondulado del menor para apartarlo de sus ojos.
— Estoy preocupado por Wonpil. No quiero... que esa señora le haga daño.

Younghyun suspiró. Alzó su mano para golpear la parte trasera de su cabeza con suavidad, y se levantó cogiendo su plato y el de Jae.

— Ya te he dicho que todo está bien, Dowoon.
— ¡No, no está bien! ¿Cómo sabemos que no le tiene... secuestrado? ¿O amenazado? —Dowoon se llevó ambas manos a la cabeza, bufando. Tan solo recibió otro golpe por parte de Younghyun.
— Dowoon, no soy yo quien debe contártelo. ¿Confías en mí, verdad? —Dowoon dudó un poco antes de asentir con la cabeza.— Puedo asegurarte que Wonpil está completamente bien.

Dowoon no se quedó nada tranquilo con su respuesta. Frunció el ceño. Se levantó de la mesa y caminó hacia la habitación en la que dormía, vistiéndose con su ropa. Cogió su mochila, volvió a salir y, cuando llegó a la puerta, se giró hacia Younghyun, que le había seguido hasta la salida al verlo tan decidido.

— ¿Ya te vas?
— Voy a ver a Wonpil.

Younghyun dejó escapar un quejido, llevándose una mano a la cara. Frotó uno de sus ojos con su palma, y luego se sentó en el suelo para comenzar a ponerse sus zapatos.

— Espérate, cabezón. Voy contigo.





Younghyun convenció a Dowoon de esperar unos minutos a que Jae saliera del baño, se vistiera y fuera también con ellos. El camino hacia la casa de Wonpil era algo largo, pero siguiendo el paso acelerado de Dowoon, lo recorrieron en apenas media hora. Jae no hacía más que quejarse, preguntando cosas cada dos pasos que daban, y haciendo que Younghyun tuviese que casi llevarlo a tirones.

— Younghyunie, estoy cansado.

Él suspiró. Sabía que había sido mala idea llevárselo; sabía de sobra que su novio solo quería descansar tras el largo viaje hasta la ciudad. Pero no podía dejar a Dowoon -y mucho menos, a Wonpil, si pensaba explicárselo todo- solo en aquel momento.

— Ya, pollito. Estamos a punto de llegar.

Tranquilizó a su novio. Y así fue, cruzaron una esquina y, al final de la calle, encontraron la enorme casa de Wonpil.
Younghyun pudo ver como Dowoon se tensaba. Sabía que a pesar de todo, no le había creído cuando le había dicho que él estaba bien. Y, en el fondo, sintió algo de ternura por su amigo. Pero a la vez se asustó. Él sabía perfectamente qué clase de persona era Wonpil. Era igual que Jae. Por eso desde el primer momento le había caído bien. Le recordaba tanto a su novio que no pudo evitar cogerle cariño rápidamente. Pero Dowoon... Dowoon no conocía ese estilo de vida. Él no le había hablado de la clase de relación que llevaba con Jae. Estaba esperando a que se diese cuenta él solo, e iba a aprovechar que había aparecido allí de sorpresa para contárselo, y que se fuese haciendo una idea sobre el tema.
Younghyun había visto el brillo en los ojos de Dowoon cuando miraba a Wonpil. Pero también había presenciado sus muecas y la incomodidad que le creaba el verle en su estado más puro. Por eso quería, de alguna forma, prepararle para Wonpil. Jae era extremadamente sensible. Y suponía que Wonpil también. Por eso no podía dejar que su amigo la cagase con él.
Dio un pequeño apretón a la mano de su novio cuando se encontraron frente a la puerta, y Dowoon tomó aire profundamente antes de llamar al timbre. Entonces, una risa escandalosa -y ya conocida para ellos- rompió el pacífico silencio en el que se encontraban. Se escucharon pasos fuertes yendo hacia la puerta, y cuando la puerta se abrió, una sonrisa se formó en el rostro de Younghyun.
Wonpil estaba todo manchado de chocolate. Tenía chocolate en las mejillas, en la frente, en la camiseta, y más tarde, le preguntaría cómo había llegado el chocolate a su oreja. Sin embargo, el rostro de Wonpil se oscureció notablemente al ver a Dowoon. Se escondió un poco tras la puerta, y de nuevo se escucharon unos pasos acercándose a ellos.

ʙ ᴀ ʙ ʏ ; 𝒅𝒐𝒑𝒊𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora