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Dowoon miraba la parte trasera de la cabeza de Younghyun como si de alguna manera pudiese meterse en su mente y averiguar la respuesta de aquella ecuación.  Giró su cabeza y vio a Wonpil hacerlas rápidamente, una tras otra, casi sin pestañear. Suspiró. Sabía desde la semana pasada que aquel no sería su mejor examen de matemáticas, pero tenía esperanzas en aprobarlo. Ahora ya no. Apenas había hecho dos de las quince ecuaciones que había en la carilla, y una de ellas había acabado por no tener solución. Ni siquiera sabía si eso era posible. Solo le quedaba darle un poco de lástima a la profesora y que acabara aprobándole el trimestre.





— ¡No! La de la sexta era x = 3/4. ¡Lo sé! ¡Esa me ha costado! —Wonpil se quejaba, con el ceño fruncido, mientras caminaba de la mano de Younghyun.
— No, Pilie. Esa salió sin solución. Era una igualdad falsa.

Dowoon comenzó a escuchar con atención aquella conversación y, mentalmente, fue contando una a una las ecuaciones en la imagen que tenía del examen en su cabeza. Con una enorme sonrisa, colocó ambas manos en cada uno de los hombros ajenos para abrazarlos, contento.

— ¡Eh! Esa también me ha dado sin solución. ¡Tengo una bien! —dejó escapar un llanto falso, haciendo reír a Younghyun y provocando que Wonpil frunciese más el ceño, separándose de ellos.
— ¡N-no! Vosotros... vosotros la tenéis mal. —se cruzó de brazos, dando un pisotón en el suelo y los dos mayores vieron enternecidos cómo se le inflaban los agujeros de la nariz.
— Wonpil, peque. No pasa nada si tienes una mal. Seguirás siendo el que más nota saque. —trató de animarle Younghyun, llevando una mano a su mejilla para acariciarla.

Sin embargo, Wonpil la apartó de un manotazo y cerró los ojos con fuerza antes de exhalar un chillido agudo, haciendo que todo el pasillo se quedase paralizado y le mirara. Dowoon sentía que sus orejas reventarían en cualquier momento. ¿Aquello era una rabieta? Suponía que sí. Aún no tenía mucha idea del tema, así que miró a Younghyun y casi prefirió no haberlo hecho.
Su amigo daba miedo en aquel momento. Su rostro era severo, y miraba fijamente a Wonpil, quien, al abrir los ojos y ver al mayor de los tres mirarle de esa manera, se encogió levemente.

— Hyung, lo s-

No le dio tiempo a hablar porque Younghyun le agarró del brazo y se lo llevó a rastras junto con Dowoon. Wonpil había comenzado a llorar, y Dowoon solo observaba la escena sin saber qué hacer. Cuando Younghyun dejó de andar, vieron que habían acabado en el baño. Dowoon se incorporó un poco, y se apresuró en ir a consolar a Wonpil, pero Younghyun se lo impidió. Le indicó al castaño que se metiera en uno de los cubículos con un movimiento de cabeza y éste obedeció, sin decir nada, sin parar de llorar. Dowoon le miró con el ceño fruncido.

— Tío, está llorando. Déjame que... —Dowoon sintió su espalda golpear la pared de repente, y llevó ambas manos a los hombros de su amigo para mirarle. Aún mantenía esos ojos severos con los que había hecho a Wonpil llorar, y Dowoon trató de devolverle la mirada.
— Dowoon. Sé que esto va a ser difícil para ti. Pero hay que... castigarle. —susurró, recibiendo una mirada incrédula por parte de Dowoon.
— Oye, oye. ¿A qué te refieres?

Younghyun suspiró.

— Escúchame. Lo habría hecho yo mismo ya si no supiera que estás enamorado de él. Tienes que ir ahí y darle unos azotes.
— ¿Pero qué cojones, tío? No pienso pegarle. Está llorando.
— Acaba de hacer una rabieta en público. ¿Quieres estar con él, verdad? —Dowoon dudó un poco antes de asentir.— No es pegarle. No tiene que darle muy fuerte si no quieres. Pero él va a entenderlo. Estoy seguro de que no será la primera vez que se lo hacen. —y sin esperar una respuesta, Younghyun salió del baño.

Dowoon tenía la boca seca. ¿Cómo se suponía que iba a hacer aquello? No podía creerse que Younghyun le había dejado solo en aquel momento. Se llevó ambas manos a la cara cuando se abrió la puerta del cubículo, saliendo un Wonpil con el rostro enrojecido y los ojos llorosos.

— ¿P-por qué se fue Y-Younghyun?

Dowoon deslizó su lengua por entre sus labios, dirigiéndose hacia él. Volvió a meterle en el cubículo, se sentó sobre la tapa del inodoro y palmeó su regazo, tal y como había visto en vídeos y fotos. Wonpil palideció. Le miró con un puchero cuando negó con la cabeza, pegando su espalda a la puerta.

— N-no. Me voy a portar bien.

Dowoon no podía explicar cómo se sentía en aquel momento. Sintió que su corazón pegaba un brinco, intentando salir de su caja torácica, y tomó aire profundamente antes de colocar su dedo índice señalando su regazo, mirándole, firme.

— Si vienes ya, te prometo que te daré pocos. —murmuró, intentando no tartamudear, aunque por dentro se estuviese muriendo.

Wonpil dejó escapar un quejido, mientras llevaba ambas manos al botón de su vaquero y lo quitaba, bajándolo luego. Dejándolo a la altura de sus muslos, hizo lo mismo con su ropa interior, apenas mostrando el comienzo de su virilidad. Dowoon estaba sin palabras. Cerró sus ojos al sentir que Wonpil se recostaba sobre su regazo y alzaba su trasero, haciendo que abriese sus ojos para observarlo. El culo de Wonpil era tan jodidamente perfecto que Dowoon podría haberse corrido con solo mirarlo.
Los ojos de Dowoon viajaron por todo el pequeño cuerpo del menor. Desde sus pies, que estaban apoyándose en el suelo de puntillas, hasta su rostro, que se encontraba contra uno de sus brazos, sujetando éste con fuerza. Dowoon suspiró y, en el fondo, agradeció mil veces que Younghyun le hubiese dejado hacer aquello. Tomó aire profundamente. Se aventuró a dejar que una de sus manos se posara sobre las nalgas del menor, y se dio cuenta de que se tensó al sentirlo. Ese culo era tan exageradamente suave que quería llorar. Lo acarició un poco, con cariño, y se inclinó para susurrar en su oído.

— Solo serán cinco porque te estás portando muy bien. ¿Vale, cariño?

Wonpil asintió, afianzando su agarre en el brazo ajeno. Dowoon, de nuevo, tomó aire profundamente al alzar su mano derecha y dejarla caer en una de sus nalgas en un golpe seco, recibiendo un quejido en voz baja y un lloriqueo por parte de Wonpil. Dowoon sentía que algo iba a explotarle. Se sentía eufórico. Volvió a hacerlo. Esta vez consiguió arquear la espalda de Wonpil. Imaginárselo haciendo eso mientras le tiraba del pelo y se lo follaba no ayudó mucho. Dowoon sintió cómo algo en su interior le hacía incluso tener náuseas. Golpeó su trasero por tercera vez, haciendo que Wonpil dejara escapar un chillido. Dowoon inmediatamente cubrió su boca con su mano, y sintió que se derretía al sentirla húmeda. Wonpil estaba llorando, pero sabía perfectamente que no era algo malo.
Dowoon se tomó su tiempo antes de darle la cuarta. Acarició sus nalgas, e incluso fue capaz de aventurarse entre ellas y presionó suavemente su entrada con la palma de su mano. Dejó allí, en el centro, la cuarta. Wonpil se retorció entre sus brazos, y Dowoon fue capaz de darse cuenta de que estaba intentando frotarse contra su muslo. Llevó su diestra hasta el cabello castaño del pequeño, quien ahogó un quejido contra su otra mano al notar el tirón que le hizo subir casi hasta el rostro de Dowoon.

— No ahora, bebé. Esto es un castigo. Si haces eso, subiré a diez azotes.

Le soltó, haciendo que volviese a dejar caer su rostro, dejando escapar un sollozo. Encogió sus piernas y asintió ante sus palabras, hundiendo su nariz en el hueco de su brazo.
Dowoon respiró pausadamente. Él también tenía una erección ahora mismo, pero quería ser un buen padre para Wonpil. Si necesitaba un castigo, es lo que tendría. La última nalgada fue la más suave de todas, y por fin, Wonpil, se sintió liberado. Cuando trató de levantarse, Dowoon volvió a recostarle. Acarició su nuca, su espalda y bajó hasta su culo. Se inclinó para besar las marcas de sus manos, y después lo masajeó durante varios minutos, acariciando también su cabello con su mano libre.

— Te has portado muy bien, cariño. —le premió Dowoon, dejando un beso sobre su cabeza.

Wonpil sonrió levemente. Dowoon le ayudó a levantarse y después acomodó su ropa, eliminando algunas arrugas de su jersey. Limpió sus lágrimas con sus pulgares y, debido a la cercanía, se vio a sí mismo frenándose antes de besar a Wonpil. Wonpil no pareció notarlo, y cuando ambos salieron del cubículo, éste extendió su mano hacia él. Dowoon la tomó y se dirigió hacia su próxima clase, seguido por Wonpil, quien, ahora mismo, se encontraba con un gran lío en su cabeza.

ʙ ᴀ ʙ ʏ ; 𝒅𝒐𝒑𝒊𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora