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DOWOON POV

El resto de la tarde transcurrió con normalidad. Traté de ignorar el hecho de que Wonpil se bebió su zumo en un vaso de plástico con pitorro. También que Younghyun le limpió después de merendar y le acompañó a lavarse las manos. Y también que su madre, después de aquella rabieta que había tenido, cada diez minutos se pasaba por la habitación a revisar si estaba bien.
No me gusta juzgar a la gente, así que simplemente me mantuve en silencio y observé.
Al llegar casi la hora de la cena, Younghyun y yo nos fuimos. Sunmi -la madre de Wonpil- insistió en llevarnos, pero yo me negué. Necesitaba hablar con Younghyun lo antes posible para aclarar mi cabeza.
Cuando salimos de allí, ambos caminamos en silencio durante unos minutos. Estaba intentando encontrar las palabras adecuadas.

— Oye, eh... —Younghyun me miró de lado. El gesto que tenía en su rostro me decía que llevaba un rato esperando a que le contara lo que pasaba por mi mente.— ¿Crees que Wonpil tenga algún problema? ¿Un problema... mental?

Younghyun sonrió. Pude ver como mordía su labio inferior, aguantándose la risa.

— ¿Por qué dices eso?

Lo miré con incredulidad. ¿Hablaba en serio?

— Se comporta como un niño de tres años. —dije, haciendo una mueca.— Quiero decir. No tengo ningún problema con eso. Él es... ¿adorable, supongo? —fruncí levemente mis labios. En el fondo sabía que si Wonpil no fuese excesivamente infantil, ya habría llamado mi atención porque era del todo mi tipo.— Pero... no conocemos a su padre. No parece tener uno. ¿Y si lo perdió, de pequeño? Tal vez... el trauma... ¿le hace actuar así? —comencé a darle vueltas a la cabeza, tan concentrado que no me di cuenta de que Younghyun ya estaba riéndose de lo que decía. Se acercó a abrazarme y puse los ojos en blanco.— Joder, tío, no te pongas en plan pegajoso.

Él me ignoró y me dejó un beso en la mejilla. Yo hice una mueca exagerada de asco.

— Dowoonie, Dowoonie. Tienes mucho que aprender.
— ¿A qué te ref...?
— Hasta mañana, amigo.

Me giré hacia él. Habíamos llegado ya a su casa. Me sorprendí. Estaba tan metido en el tema de Wonpil que no me había dado cuenta de que habíamos caminado tanto.

— Oye, no. Explícame eso.
— Te acabarás dando cuenta solo.

Fruncí el ceño al verlo ignorarme y meterse en su casa, dejando escapar un suspiro. Cuando Younghyun se ponía en plan filosófico me daban ganas de estamparle la frente contra un bordillo. No me quedaba otra que seguir caminando hasta mi casa, e intentar evitar el tema o acabaría obsesionándome con ello.





Ya estaba en la cama. Había cenado, me había duchado y me había metido en la cama. Estaba revisando mis redes sociales cuando comenzó a sonar mi teléfono. Alcé ambas cejas al ver el número de Wonpil en la pantalla, y luego miré la hora. Era demasiado tarde. Me preocupé bastante, así que me incorporé un poco y cogí la llamada, saliéndome un poco de la cama, preparándome por si tenía que levantarme y salir corriendo hacia su casa si era necesario.

— ¿Pilie?

Escuché una respiración agitada. Separé un momento el teléfono de mi oreja y miré la pantalla. Sí, era él.

— ¿Necesitas algo?
— T-te dejaste aquí tus... tus pinturas.

No entendía para qué me llamaba a esa hora y por esa razón. Podría habérselas llevado al día siguiente.

— ¿Y... es algo que te preocupa?
— No... no sabía si-si las necesitarí-ah.

Abrí mis ojos con amplitud. ¿Eso había sido un gemido? No, no. Claro que no. Wonpil no me llamaría a estas hora si él estaba... oh, dios. Claro que estaba haciendo eso. Se oía un ruido húmedo de fondo, y él apenas era capaz de estar en silencio. Mojé mis labios, deslizando mi lengua entre ellos. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora?

— ¿Te las llevas mañana? —pregunté, pausadamente, mientras llevaba una de mis manos a mi entrepierna que había comenzado a endurecerse tras oír los sonidos ahogados de Wonpil.
— Sí, s-sí. Hasta mañana... —cerré los ojos, apretando mi erección entre los dedos de mi mano derecha.— ...D-Dowoonie.

Escuché el sonido que indicaba que había colgado. No me lo podía creer. No me podía creer que esto acabara de pasar. No me podía creer que Wonpil me hubiese llamado mientras se masturbaba. Difícilmente podía creerme que Wonpil supiera lo que es masturbarse. No me podía creer que Wonpil hubiese gemido mi nombre antes de colgarme. Pero, definitivamente, una hora más tarde, no podía creerme que me hubiese corrido dos veces pensando en él.




Aquella mañana, Wonpil me evitó. No es que yo tuviese muchas ganas de mirarle a la cara, pero sabía que Younghyun había notado la incomodidad entre nosotros. Por eso, cuando llegó la clase de educación física y tuvimos que dividirnos en grupos, Younghyun nos agarró a los dos y gritó 'nosotros somos uno'.
Una carrera por equipos con distintos juegos. Yo me encargaría del pequeño campo de obstáculos del principio, Younghyun tendría que hacer diez flexiones y Wonpil correr hasta la meta. Nada complicado.
Cuando la 'competición' comenzó, todos los primeros de los equipos corrimos hacia el campo de obstáculos. Salté un par de vallas, esquivé algunos balones y me arrastré bajo una extensa red. Choqué la mano de Younghyun; íbamos en cabeza. Teníamos la suerte de contar con él. Solía ir al gimnasio y tenía un buen cuerpo, así que diez flexiones no eran nada para él. Apenas unos segundos más tarde se levantó, chocó la mano de Wonpil y él salió corriendo, todo lo rápido que podía, hacia la meta. Tenía que recorrer la mitad del campo y cruzar bajo una portería sin redes. Younghyun y yo comenzamos a animarle. Wonpil corría rápido. No lo hubiera imaginado con las piernecitas que tenía. Tuvo que apretar un poco más cuando una chica casi le alcanza, pero acabamos ganando nosotros. Corrimos hacia él con una sonrisa, pero nuestra felicidad se acabó cuando le vimos desplomarse a unos metros de nosotros.
Corrí con más fuerza al ver que Younghyun se paralizó, y aparté a un par de personas de entre todas las que habían comenzado a rodearle. Agarré sus mejillas y le oí respirar de manera pesada, quejándose en un gemido lastimero. Abrió los ojos como pudo, me miró y trató de hablar, pero inmediatamente los volvió a cerrar.
Ya no me respondía.

ʙ ᴀ ʙ ʏ ; 𝒅𝒐𝒑𝒊𝒍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora