ʙ ᴀ ʙ ʏ ; 𝒅𝒐𝒑𝒊𝒍

¹³

SUNMI POV

No me podía creer que estuviese llegando tarde a nuestra primera cita.
Es decir; era la primera vez que nos veíamos. No podía estar dando una peor imagen de mí misma. Tan solo esperaba que no se molestase demasiado.
Suspiré cuando llegué al restaurante, aparcando no muy lejos de allí. Caminé hacia el lugar, las calles estaban bastante concurridas; aún no era muy tarde y hacía un clima agradable. Me paré frente a un escaparate para mirarme en él, y una sonrisa inconsciente escapó de entre mis labios. Era una persona con buena autoestima, no podía mentir en eso, pero el estar a cargo de Wonpil me había consumido en parte, y no recordaba la última vez que me había arreglado tanto. Me veía preciosa; estaba preciosa. De repente comencé a echar de menos a mi niño, y seguí mi camino antes de arrepentirme y darme la vuelta.
Wonpil tenía que crecer y desprenderse de mí. Sabía que Dowoon le cuidaría correctamente, y que sería muchísimo más feliz con él. Lo había pensado tantísimo... Wonpil era un ángel, y yo le había consentido demasiado. Que estuviese constantemente en su baby space tampoco era bueno del todo, y tenía muchísimo miedo de que se acomodara a eso y no llegase a hacer nada con su vida. También sabía que yo no sería capaz de espabilarle en ese aspecto, y, realmente, sentía que le había tirado la 'patata caliente' encima a Dowoon.
Necesitaba despejarme de una vez por mucho que me costase. Tenía que sacarme a Wonpil de la cabeza y centrarme en mi cita.
Con ese pensamiento me adentré en el restaurante, y me acerqué al maitre para preguntar por mi reserva. Me llevaron hasta nuestra mesa, y me sentí un poco aliviada al ver que aún no había llegado. Pedí mi primera copa de vino, de nuevo, con intenciones de despegarme un poco de todo lo que había en casa, y poco después pedí la segunda. Tampoco era plan de emborracharme antes de que llegase, así que me dediqué a esperar en silencio durante algunos minutos más.
Apenas pasaron quince minutos desde que había llegado allí, y se me estaba haciendo eterno.
Habíamos quedado a las 22:30, y eran tan solo y 32. ¿Tal vez me estaba impacientando? Ni siquiera recordaba cómo funcionaban las citas. Aún recordaba la última -desastrosa- que tuve, aparte de todas las veces que Wonpil y yo salíamos a cenar a pesar de que solíamos acabar en un burger.
Mi última cita, con un chico del cual no recuerdo más que el apellido, Lee, fue horrible. A él se le notaba que estaba allí por obligación de sus padres, que además, tuvieron toda la cara dura de sentarse no más de cuatro mesas separadas de la nuestra, y estuvo llena de silencios incómodos. En realidad, tenía fama de no ser muy hetero que digamos, así que no sé por qué acepté en primer lugar. Tal vez para olvidar a otra persona.
Oh, dios. Soy el payaso trágico.
Me reí de mi propia ocurrencia, y volví a mirarme en el cristal de la ventana, que estaba justo frente a mí. Achiné un poco mis ojos para arreglarme el pintalabios, y entonces la vi reflejada en él.
No me puedo creer que así sea nuestro primer encuentro.
Me levanté sobresaltada, incluso dándole un rodillazo a la mesa al hacerlo, causando un estruendo y haciendo que la mitad del restaurante nos mirara. Me quería morir en aquel momento, pero toda mi vergüenza desapareció al oír su risa. Alcé la mirada para ver su cabello rubio recogido en una elegante coleta, y entonces yo también me reí. Sunmi, tienes ya una edad. Deja de comportarte como una colegiala. Tomé aire profundamente antes de hacerle un gesto con la mano, invitándola a sentarse. Ella me respondió con una sonrisa y lo hizo, y entonces nos miramos durante... ni siquiera sé durante cuánto tiempo. ¿Quizá solo fueron unos segundos? Lo dudo, porque yo vi toda mi vida reflejada en aquellos ojos castaños.

— Así que... me encuentro ante la grandiosa sunsun89, eh. —comentó ella, haciéndome reír un poco, de nuevo.
— Es un placer conocerla, seulbear.