CAPÍTULO 21

732 40 2
                                    

'Mafia Roja'

Elena

—¿Qué es exactamente lo que quieres saber, Elena? —volvió a preguntar mi hermano luego de que Bill interrumpiera. Evitaba que aún no lo supiera.

—Se que piensan que soy ingenua y quieren que me conforme con su ayuda —explique dirigiendome hacia los dos —Pero no será así, necesito que me digan que tienen detrás...

—Elena, no... —susurro Bill por lo bajo.

—No necesitas saberlo... —siguió Evan luego de mirar a Bill caminar de un lugar a otro.

—¡¿Crees que no se que soy su punto débil?! Lo que sea que tienen detrás, ¡Saben que estoy a su respaldo!... Se que es peligroso, mucho más de lo que tengo entendido, pero si quieren hacerme daño, se lo harán primero a ustedes y no voy a sentarme en un estúpido pupitre todos los días sabiendo que alguien tendrá que matar a alguno de ustedes para llegar a mi... No puedo. —dije sentandome en aquella silla de color vino que tal vez costaba más de lo que pensaba.

De repente la habitación se torno vacía, con unos segundos de silencio.

—No es mi pelea pero... —escuche a Sara quien coloco su mano sobre mi hombro en señal de apoyo —Si la aman en verdad, si la conocen tanto como yo, sabrían que ella es mucho más fuerte de lo que puede aparentar. Son familia, Evan. Y tu su soporte, Bill. Si trabajan separados no podrán hacerlo... Despierten y sepan que ella también puede luchar.

Evan observó a Bill, quien rendido, los dos aceptaron a seguir.

—Bien, aquí está todo, haz las preguntas que quieras —dijo mi hermano sacando de su escritorio un folder grueso con varias hojas en ella.

Tenía miedo de lo que me podría encontrar al abrirlo, sabía que otro capítulo se abriría en mi vida. La chica que dejó Aberdeen no estaba del todo aquí, pero se que siempre tendré un lindo recuerdo de aquello, mientras este viva una parte de esa inocencia estará en mi.

Di un suspiro que me heló el cuerpo, los dedos de mis manos terminaron por abrir aquel folder negro. Estaba plagado de un sinfín de oraciones que no parecía terminar, varias fotos de hechos que resultaban ilegales, además de otras fotografías de hombres y mujeres engrapadas en unas diez hojas con información de cada uno de ellos, sin embargo, aunque mi corazón palpitara mucho más rápido ahora, sentí detenerse cuando me percate que cada información debajo de sus nombres, estaba escrito en letras pequeñas y rojas el lugar donde ellos "pertenecían".

—¿Mafia... roja? —pregunte confusa, con la voz temblorosa y un inminente silencio.

Evan demoro algunos segundos en querer decir algo y ni hablar de Bill, parecía ser tan difícil para ambos tener que explicarlo así que observe como Sara tomaba asiento a mi lado, viendo como ninguno hablaba.

Bratva —dijo ella tragando saliva, obteniendo de repente la mirada de esos dos hombres.

—¿Qué es exactamente? —pregunté mientras la miraba, y a juzgar por su expresión facial, aquello no era nada bueno.

—Pues... Mmh... Es la Mafia Rusa, Elena. Solo se que es toda una gama del crimen organizado, tienen varios factores... —dijo ella frunciendo el ceño, tratando de recordar —... Lo último que recuerdo es que la Interpol dijo que no habían datos de grupos criminales rusos en el extranjero... Solo en su país natal.

—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Evan extrañado.

—Estudio leyes... Fue parte de un trabajo —respondió Sara con timidez.

—¿Pero... Si no hay datos, porque... —susurre a lo que mi hermano me interrumpió.

—Son lentos, es lo que diré —respondió rápidamente.

—¿Y a que factores se refiere? —pregunté aflijida mientras observaba como Bill se acercaba hacia el escritorio.

—Extorsión, tráfico de armas, fraude, delitos informáticos, prostitución, tráfico de drogas y de personas, Elena. —me explico poniéndole énfasis en la última palabra.

Tan solo lo miraba a los ojos, con dolor, quería hacerme hechar para atrás, no podía dejar que lo haga. Su mirar me trasmitía tantas emociones que no solo me provocaba visualizar hacia mi futuro incierto si no también el huracan de sentimientos que él debe de tener y se que lo dañare más al no aceptar sus ruegos internos de que ya no siga en esto.

—... ¿Cómo se supone que trabajan en esto? —pregunté poniéndome de pie.

—Cada uno de esos factores tiene un jefe, Evan maneja las armas y yo... Lo mio es diferente. —dijo Bill quién en cuanto dejó de hablar, le siguio Evan.

—La trata... De personas —dije con tristeza al recordarlo todo en un segundo.

—No sólo eso, Elena. A tu novio le ofrecieron ser jefe de ese factor, no lo quiso, pero fue parte de ello. Él estaría muerto ahora pero por alguna razón, el jefe de todo esto lo adora y como es de esperarse también se ganó el odio de algunos por eso, ¿O me equivoco? —le pregunto Evan, por su expresión, sabía que lo hacía para molestarlo.

—No... —dijo Bill dándole un gesto de pocos amigos.

—¿Cómo piensas salir de esto sin mi? —le pregunté, observando su mirada llena de arrepentimiento.

—Elena...

—¡Señor! —exclamó un hombre de traje con la respiración agitada en el lumbra de la puerta —Volvieron esos muchachos otra vez...

—Disparen —ordenó Evan dejándome en un estado que no podía explicar pero aún consciente de lo que estaba pasando, y en un instante eso desapareció.

Gire hacia mi derecha, donde todo ocurrió en cámara lenta, un chico que no pasaba de los dieciséis años se posicionó frente a los arbustos, apuntando hacia nosotros, tan rápido ocurrió que no tuve presente la nocion del tiempo cuando escuché el estruendo del vidrio romperse para que entonces en mis oídos resonara el grito ahogado y el peso en mis brazos al ver caer a Sara sobre mi.

—¡Ahora! —grito nuevamente mi hermano, saliendo de la habitación.

Las voces ahora sonaban tan lentas y gruesas, el peso de Sara me arrastró hasta el piso, donde eleve nuevamente la mirada, observando a Bill sacar un arma que hizo eco en mis oídos al jalar del gatillo, vi a mi alrededor y otro cuerpo estaba tumbado en el piso.

Sentí sus manos en mis brazos, mirandome fijamente, tal vez tratando de que entre en razón pero era tan difícil poder reanudar mi realidad, tan solo podía ver a mi amiga aun sobre mis brazos.

—¡Elena!... Escuchame... Linda —susurro él, sujetando mi rostro lo más suave que podía —Sara esta bien, fue solo un roce ¿Si?... Quedate con ella, estará bien.

—Bill... No... No te vayas—susurre, mis deseos de decir algo más eran incontrolables pero no salía de mi, era imposible.

—Elena, no te subestimare jamás si haces esto, se que puedes... déjame con la boca cerrada, cuida de ella, volveré enseguida —susurro dándome un pequeño beso en la frente.

Entonces fue cuando desperté.

—Sara, Sara... —la llame varias veces tratando de moverla un poco.

—Estoy bien... No fue nada... Solo quedate ahí —dijo ella a lo que accedí —Sabía que... Al final accederia, eres fuerte, Elena.

—Tu eres la que esta encima de mi, tu eres la fuerte —le dije, obteniendo un pequeña sonrisa de ella entre los sonidos de disparos que se oían a las fueras.

—No... Acabas de dejar ir a las dos personas que amas en medio de esto... Les diste tu confianza... Aún teniendo miedo de perderlos... Eres fuerte y ahora estás lista, Elena.




Sour Romance » Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora