CAPÍTULO 27

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Elena

“El cuento de hadas se acabo"

—Sostenlo, con cuidado —susurró en mi oído en medio del rosedal donde nos encontrábamos.

El arma pesaba más de lo que creí, aun más cuando Bill alejo su agarre de mis manos. Tenía la mirada concentrada hacía aquel punto que marcaba el tablero, este ya era mi quinto tiro y todavía no terminaba por acostumbrarme.

—Dispara —ordenó, apretando el gatillo de una vez.

Esta vez, la fuerza de salida de la bala no me empujó y me mantuve en mi lugar, mi vista cayó en cuenta que la bala roso el punto rojo del centro, muy cerca al objetivo, sonreí.

—Estuvo cerca —comenté, bajando el arma —Dejame hacerlo de nuevo —pedí volteando a verlo.

—Es suficiente por hoy, Elena. No estuviste mal para ser tu primer día —me dijo elevando la comisura de su labio.

—Esta bien —susurre, entregándole el arma que ahora agradecí haber parado porque mi hombro comenzó a doler.

—Lo quiero limpio y en su lugar —ordenó hacia el hombre quien sostenía el estuche mientras Bill lo colocaba encima y este asintió alejándose del lugar.

—Siento que te tiene miedo —reí por lo bajo.

—Solo hace su trabajo, si fuera sonriente con todos créeme que no estaría aquí ahora —me dijo colocando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. 

Me coloque de puntillas intentando besarlo pero el hombre de hace unos segundos volvió a nosotros, interrumpiendonos.

—Señor —Llamó desde atrás mientras que Bill volteaba hacia él —El señor Benjamín ha venido a verlo, dice que lo quiere con urgencia.

El semblante de Bill cambió, pasando a uno sombrío. Me sentí extrañada por aquello, pues no sabía de quien se trataba pero parecía ser algo que a él no le agradaba en absoluto.

—Ahora voy, Gracias —aviso mientras el moreno se retiraba.

—¿Quién es Benjamín? —pregunté, frunciendo el ceño sin saber que esperar de su respuesta.

—Nadie que merezca la pena conocer, ven —respondió tomando de mi mano y dirigiendonos rápidamente hacia la puerta trasera que daba al rosedal —Ve a mi despacho, y no salgas de ahí.

—¿Q-qué? No... —balbucee, nerviosa ante su agarre sobre mis hombros mientras me miraba fijamente.

—Elena, encierrate en ese cuarto y no salgas, ¿Me oíste? —dictaminó de la misma manera que esa noche de lluvia cuando fuimos a su cabaña —Hazlo ahora, Elena.

Me limite a asentir, mientras el se iba en dirección opuesta a la mía. Fui hacia la puerta trasera de la cocina para dirigirme a lo que sería su oficina, no me daba tiempo de subir hacia el segundo piso y me quede en su despacho como indicó.

Estaba muy cerca de la sala, por lo que se escuchó la puerta abrirse y por consiguiente unos cuantos pasos, uno de ellos hacia eco en el lugar ya que a juzgar por el sonido, eran un par de  tacones.

Me pegué hacia la puerta, intentado escuchar lo que hablaban.

—Escuche que te quieres retirar del negocio, ¿Es cierto eso? —cuestionó una voz masculina a lo lejos.

Sour Romance » Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora