CAPÍTULO 29

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Elena

—Elena... —repitió el hombre con una sonrisa retorcida, acercándose a mi, tocando con la yema de sus dedos cada centímetro de mi rostro y su respiración chocaba contra el espacio entre mi nariz y mi labio superior —Creo que lo que me pertenece siempre llega a mí, preciosa.

—¿Sabes quien soy? —pregunté tratando de esquivar su mirar.

—Y cómo no saberlo —respondió, alejándose repentinamente —Si me has causado problemas. Haces que mi principal hombre me traicione, que una parte de mí negocio no funcione, que la mercancía llegue incompleta porque al parecer fuiste lo suficientemente lujuriosa para dar a torcer al segundo hombre más enfermo que conozco. —mencionó con ira en sus palabras mientras tomaba un gran sorbo de whisky —Porque el primero soy yo.

—El no es como tú... —susurre, ganandome una risa de parte de él.

—De verdad tienes que tener algo de bueno para que hayas podido adormecer por completo al diablo que tienes como novio. Él y yo estamos en la misma línea, niña. Si el no te mostró de lo que es capaz, yo te lo haré saber —mencionó, caminando hacia la pequeña tablet que había en su escritorio —¡Vlad! Атала.

De pronto, uno de sus hombres caminó hasta a mi, con una soga gruesa mantuvo mis muñecas unidas hacia atrás de la silla, no había pasado un minuto cuando ya sentía dolor en aquella zona, estaba segura que después quedaría una gran marca ahí.

—¿De verdad sigues creyendo que es un ángel? —preguntó con indiferencia, colocando un video de Bill delante mío.

En la pantalla, mostraba lo que parecía ser proviniente de una cámara de seguridad en la esquina de una calle con pocos autos transitando, de noche y con un poco de llovizna, a los segundos, se apareció Bill junto con una chica, detiendose bruscamente y besándola como si no lo hubiera hecho en años. Trague saliva ante aquella escena, donde no sólo hubo besos, las manos de él parecían moldear por completo el cuerpo de la mujer, tocando sus pecho, sus piernas largas, mientras ella parecía querer abalanzarse sobre él, totalmente encantada. Hasta que, como si eso no fuera suficiente de ver, llegó lo peor. Dejó fuera una de sus manos, que mientras la seguía besando, extraía de su bolsillo una navaja, dirigiéndose al cuello de aquella mujer y de pronto su cuerpo quedó desplomado en el suelo mojado, aún moviéndose, parecía buscar ayuda en Bill, sin embargo, él no hizo nada y repitió el acto, terminando el video.

—Ahora dime, Elena. ¿De qué lado estás?.

Trague saliva, intentando que el ardor de mi garganta desapareciera, pues todo lo que quería era gritar.

—Solo dejalo libre. El te cumplió muchas veces, solo tuvo un error conmigo, por favor. —susurre, percibiendo el temblor que nacía desde mi estómago hasta mis pies.

—¿Enserio? ¿Porque un maldito como él puede tener a un ángel a su lado? ¡¿Dime porque?! —exclamó de golpe haciéndome saltar sobre la silla.

—No-no lo sé... Solo dejalo libre —suplique de nuevo con un temblor en mi labio inferior y de repente sentir el sabor salado de mis lágrimas cayendo sobre mis mejillas.

—Tienes que darme algo a cambio, muñe...

—Soy Elena Wilde. Hermana de Evan Wilde. Ahí tienes tu cambio —lo interrumpí.

Por supuesto, él quedó completamente en silencio, hasta parecía que el whisky se había alejado de su sistema y como si una caja de diamantes hubiera caído frente suyo, me miró con atención y de nuevo su estado de ánimo cambio.

—No llores, niña. Hubieras empezado por ahí —dijo con una sonrisa de oreja a oreja mientras sentía su rostro cerca de mí cuello y tuve miedo.

Miedo de que me ocurriese lo mismo que aquella noche.

—Aunque quisiera reclamarte por tu tan estúpida elección, no puedo rechazar tu oferta. Nos vemos pronto, niña. —susurro en mi oído dejándome un húmedo beso en mi cuello.

Jadee del dolor en cuanto sentí el estirón de aquellos hombres desatando mis manos y cubriendo mi rostro con un bolso de tela totalmente oscuro.

Mi pulsación estaba al límite, no sabía que iba a pasarme de ahora en adelante y menos cuando sentí el frío metal de una aguja introduciéndose en mi piel, dejándome inconsciente al instante.

~•~

—No hay nadie aquí, señor —mencionó uno de los hombres de Bill por el transmisor mientras estos estaban aún en el auto.

—¿Revisaron bien? —preguntó el castaño manteniendose quieto cómo tal roca.

—Cada área, señor. Ni siquiera se encuentran sus vigilantes y todas las puertas están abiertas. Se la llevaron con ellos.

Fue ahí donde Bill explotó, su ira no hizo más que subir y no se podía ni hablar de Evan. Ambos sintieron culpabilidad, mucho más con el castaño. Haber tocado a aquella mujer delante de los ojos de la chica que lo amaba, no había válido la pena, pues aunque la intención fue deshacerse de Benjamín para que no descubriera la existencia de Elena, no evito que ella misma fuera la que se entregará. Aquello último fue lo que le carcomia por dentro, pues ni siquiera estaba lista para enfrentarse a un peligro tan grande, y sobre todo, sabía que Elena no había pasado por alto esa escena que además de haberla dañado, fue la gota que derramó el vaso para que ella iniciará su propio plan que ahora se debatía entre la vida y la muerte.

—Bill, ¡Bill! —exclamó Sara saliendo del auto detrás de él mientras Evan se encontraba como tal desquiciado llamando a más de sus hombres —Tienes que decirme a dónde iras, no hagas algo que pueda salir mal.

—Quedate con Evan. El te necesita y yo la necesito a ella, así que no tengo tiempo de decidir. —respondió mientras hacía una señal a uno de los hombres para que bajara de la camioneta.

—Elena se fue para salvarte a ti, estoy segura que vino a negociar, algo debió de haberle dicho, no lo se, solo...

—Tristan nunca negocia, es un maldito egoísta y una vez que sueltas lo que él quiere escuchar o quedas sin un billete o sales muerto. Cada segundo cuenta. Y si yo muero en el camino, Elena tendrá otra esperanza y esa será Evan. —demandó con firmeza mientras arrancaba el auto y salía de lugar con rapidez.

Bill no era tonto, sabía que Elena se había delatado así misma, de no ser así, Tristan aún hubiera permanecido en el lugar de siempre. Sabía que Evan y sobre todo Bill vendrían a buscarlo, era difícil que Tristan se moviera a otro lugar con todo su equipo sino era por un asunto que para él resultará relevante y Elena lo ameritaba.




Hola, hola. Ha pasado mucho tiempo desde la última actualización :( solo quiero decirles que muchas gracias por las visitas que esta recibiendo este libro, de verdad me alegra muchísimo. Por otro lado, me di un poco de tiempo a estas horas de la noche para escribirles un poco, ya en unos días terminó el semestre y podré seguir actualizando con más frecuencia. Las quiero. ❤️

Sour Romance » Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora