CAPÍTULO 26

524 29 1
                                    


Elena

Salí de casa muy temprano en la mañana, quise ir a avisarle a Bill, pero cuando me asome a la puerta de su habitación, aún dormía plácidamente, no quise interrumpir su sueño así que solo le deje un mensaje. Él estaba por terminar la universidad así que no había tantos cursos que tomar, a diferencia de mi.

Estuve dos horas hasta que mi turno terminó, por suerte, no me encontré a Ian por ningún lado, después de lo ocurrido no quería entablar algo con él, no por ahora.

Antes de llegar a casa, ayer por la noche había reservado un boleto para una visita a aquella empresa de los padres de Bill, no le había dicho nada al respecto ya que tal vez no le agradaría mucho la idea. Solo deseaba saber algo más y no perdía nada con hacerlo.

—Buenos días, hoy daremos un pequeño recorrido en uno de los tantos edificios que hay en la ciudad, como saben, la familia Skarsgard es uno de los mayores productores de la venta de propiedades en todo el país.... —comenzó a decir la guía que pidió que la seguíeramos en cada parte del lugar.

A decir verdad, este lugar era inmenso, lleno de ventanales de vidrio, gente de aquí para allá, las secretarias atendiendo todo tipo de llamadas, absolutamente todo aquí se encontraba en actividad y parecía nunca parar.

En los folletos que nos entregaban aparecía la foto de lo que al parecer son los padres de Hayley y Bill. Una mujer de cabellera oscura con ondas y unos ojos increíblemente verdes, a su costado, un señor de cabello castaño y la misma mirada que Bill proyectaba, su parecido era algo inaudito. Nunca podrías dudar de su genética.

Casi al final del recorrido, nos mostraron las casas que fueron rentadas y vendidas a personas importantes del país, una de ellas, el mismo presidente, con eso último, confirme que la familia de Bill no era una cualquiera.

—Para finalizar, los esposos cederion a unos minutos junto a ustedes, espero sea de su agrado —dijo la chica abriendo la puerta dando paso a aquellas personas que pensé no ver nunca.

Los esposos iban saludando a cada uno e intente que los nervios no me invadieran, eramos pocos los que estábamos aquí, así que supongo que será rápido.

—Buenos días, señorita, ¿Cuál es su nombre? —dijo la señora con una sonrisa amplia mientras estrechaba mi mano y luego la del señor.

—Buenos días, soy Elena Wilde, un gusto conocerla —respondí obtiniendo no solo su sonrisa si no también la mirada de su esposo que con tan solo mirarlo podía sentir que Bill se encontraba aquí mismo.

—Eres muy joven para estar aquí, la mayoría son algo adultos —dijo ella dando una risa sutil —¿Estudias algo en particular?

—Si, estoy estudiando literatura —le respondí.

—¿Y porque llegó hasta aquí? —preguntó su esposo que de no ser por el tono relajado de este hubiera sonado como una pregunta a la defensiva.

—Mi tía me habló mucho de este lugar y quise visitarlo ahora que estoy aquí —le respondí, y solo asintió.

—¿No eres de aquí? —volvió a preguntar la esposa.

—No, soy de Abeerden, cerca de Seattle, llegué aquí por una beca —respondí a lo que la señora parecía sorprendida ante mi sorpresa.

—Bueno, Elena, necesitamos editoras aquí en la empresa, cuando te gradués este puede ser una opción. De todas formas, gracias por venir —añadió mientras se despedía de mi estrechando la mano al igual que su esposo.

No esperaba que ella me tratara de esa forma, igualmente, ellos no tenían idea de quien era yo, no me esperaba nada más del padre de Bill, sin embargo, había algo que no encajaba, ¿Cómo alguien tan risueña como lo era la señora Skarsgard podía estar a lado de aquel hombre quien parecia no mover ningun músculo? Hubiera pensado diferente a no ser por las miradas amenzadoras que su esposo lanzaba contra ella y cuando se fueron, su toque con ella no fue lo más agradable. Había tantas cosas por saber.

Sour Romance » Bill SkarsgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora