Comenzamos a llenar los formularios con alguna música de fondo. Cantamos algunas y en otras dejábamos que el silencio hiciera su parte.
- Terminé –contestó Él haciendo un baile de celebración.
- Yo ya había acabado sólo estoy revisando que no me haya faltado nada –dije juguetona.
- No puede ser eso posible, me mientes.
- Te dejaré ganar –contesté sonriendo.
- Gracias, qué generosa –decía Él sarcástico.
- ¿Quieres leer tus respuestas en voz alta?
- ¿Cómo en la primaria? –comparó y estalló en risas –ponga el ejemplo maestra.
- ¿Qué respuesta le gustaría saber, alumno?
- ¿Por qué desea divorciarse? –preguntó desafiante.
- Serán distintos los formularios porque esa no viene en el mío, ¿usted qué contestó? –Jaque.
- No la respondí –dijo Él.
- Entonces no has terminado. ¡Gané! –grité e imité su baile de victoria.
- ¡Injusticia! –y siguió riendo.
Me fui hacia la cocina con los vasos de las malteadas.
- ¿Querrás más? –miré por la puerta.
- Lo que quiero es entender cómo es que estás tan normal, es preocupante pero a la vez es reconfortable.
- Estos días... –comencé a decir.
- Viajaste al pasado –contestó Él y yo reí.
- No precisamente aunque sí estuve pensando mucho en cosas que hemos vivido juntos. Pero entendí que... –no quería decirle dónde había estado –ven, vamos a sentarnos.
Dejé los vasos y nos fuimos a la sala, habíamos comido suficientes donas para perder el apetito durante un largo rato. Quité la música y nos sentamos, colocó su mano en mi rodilla suspirando.
- ¿En qué recuerdos pensaste?
- Cuando mi Papá... –con esas 3 palabras bastaron para volver a ese momento.
- Ese día me quedé dormido en tu cuarto, tenías el techo lleno de estrellas.
- Era amante de esas estrellitas, brillaban muy lindo –ambos intentábamos cambiar el curso triste de aquel recuerdo.
- ¿Qué otro recuerdo llegó a tu mente?
- Mmm... Mejor dime un recuerdo que tengas tú.
- ¿De nosotros? Vaya, son muchos –y se recargó en el sillón. –¡Ya sé! El día que eran exámenes finales de, recuérdame si fue en segundo o tercer semestre... –se quedó mirando el techo.
- ¿Qué pasó en esos exámenes?
- Terminando nos fuimos a un circo, cerca de ahí vendían banderillas –y comenzó a reír. Poco a poco fui recordando aquel día, lo había olvidado.
- ¡No puede ser! –reí con Él. -¿De verdad es tu primer recuerdo? Pasó en segundo semestre.
- Justo ahora sí –decía riendo –Tenías hambre y fuimos a comprar las banderillas y –sus carcajadas inundaron el lugar.
- Y no era la única con hambre –contesté retrocediendo en el tiempo, me posicioné en ese momento en que la cebra se saboreó mi banderilla y me tacleó.
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PROMESAS SIN CUMPLIR
RomancePRÓLOGO Inexplicable. Inexplicable ha sido la manera en que los segundos transcurren en un abrir y cerrar de ojos para decir las palabras mágicas.Suceden cosas que no te permiten razonar; crees que todo va bien pero no entiendes y te preguntas: ¿Por...