No tenía ganas de pensar en lo que había sucedido, estaba mal quererlo otra vez y aún así lo hacía, lo hago en cada hora y segundo de la inexistencia de un amor eterno.
Las personas no pueden regresar al corazón de a quien ya se lo han roto.
Tomé mi cartera y subí a mi auto.
Odio como las personas creen que ejercen una fuerza mayor a las cosas que cada uno siente y puede controlar, llegan a tu vida como un destello sin igual, opinan y se anticipan a sus comentarios dañinos.
Todos tienen derecho a opinar, siempre he pensado que todos tienen razón en algo o en algún momento pero siempre pierden un poco de normalidad, un poco de humanidad.
Cada persona es un mundo.
Volar entre mundos es realmente frustrante, pasar de orilla a orilla de pensamientos y costumbres de cada humano, de cada mundo es algo realmente sorprendente y fascinante.
Pero en ocasiones tener todo esto en cuenta suele ser complejo, complicado.
Porque como humanos, nos gusta llenar huecos y sentirnos completos.
Estaba a pocos segundos de bajar del auto para escuchar los pensamientos de mi mejor amiga. Pero no estaba lista.
Porque a veces te aferras a las personas incorrectas, crees que su sonrisa cambiara tu día y que en cada segundo que transcurre a su lado se guardará interna y eternamente en tu vida.
Desecharemos las ideas alternas a un futuro sin esa persona a tu lado.
Porque nada es más difícil que entender que el daño lo hicieron conscientes y que sin duda lo volverían a hacer.
Mis ojos se acumulaban de lágrimas, de motivos para derramar una lluvia de emociones en esa noche.
En ese lugar.
Ahí
Así.
No tenía ganas de pensar en lo que había sucedido pero era imposible no hacerlo, Él lo había sido todo.
Y quería que lo volviera a ser.
- Te estabas tardando mucho, creí que no vendrías –me dijo Katia algo seria.
- Pero ya llegué –le dije sonriendo.
- Bueno, ¿está bien esta mesa? También está disponible aquella por la ventana.
Y justo cuando volteamos hacia esa mesa unos jóvenes se iban sentando, parecían novios pero de esos que ya casi no hay, traían libros en las manos y claramente se notaba que aún se ponían nerviosos cuando sus miradas chocaban.
- Buenas tardes, mi nombre es Josh y me toca atenderlas –dijo un chico alto que se había parado a mi lado –les doy la carta.
- Te encargamos dos donas de coco y dos malteadas de fresa –le respondió rápidamente Katia al chico.
- Muy bien, ahorita se las traigo. –dijo sonriente.
- Está bien, ¿qué me ibas a contar?
- ¡Cierto! ¿Recuerdas que acabo de entrar a una nueva empresa? –me preguntó ansiosa.
- Sí, lo recuerdo...
- Bueno, conocí a un chico llamado Adrián el cual me invitó a salir, ese día me contó que su papá era conferencista pero no tocamos más el tema hasta hoy en la mañana –dijo sonriendo de oreja a oreja al ver que Josh se acercaba a nuestra mesa.
- ¿Y eso quiere decir qué...? –le dije mientras saboreaba mi malteada.
- ¡Espera! –dijo al tiempo que mordía su postre –en fin, la otra semana vendrá aquí, a nuestra ciudad y quiero que vayas.
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PROMESAS SIN CUMPLIR
RomancePRÓLOGO Inexplicable. Inexplicable ha sido la manera en que los segundos transcurren en un abrir y cerrar de ojos para decir las palabras mágicas.Suceden cosas que no te permiten razonar; crees que todo va bien pero no entiendes y te preguntas: ¿Por...