VII. VOLVER A VIVIR

28 2 0
                                    


Cuatro meses parecían los más eternos desde ese día, el invierno comenzaba a acercarse, los días fríos abrazaban mi tristeza y poco a poco se la iban llevando a otras personas que hubiesen pasado por lo mismo que yo, tal vez no con una persona famosa, pero en problemas del corazón la fama no tiene lugar; ni el color; ni la raza; mucho menos el estatus social, solamente los sentimientos, cuando es recíproco es lo mejor del mundo, cuando no es correspondido se sufre, pero cuando es correspondido en cierto momento y dañado después de un tiempo... es un dolor que nadie tendría que soportar.

-Hey, vamos a ir a comer con unos amigos, ¿quieres venir?

Josué como siempre tratando de ayudarme y darme ánimos. Sinceramente de no haber sido por él y su presencia en mi vida no hubiera podido superar tantas pruebas, como esta que estaba a un paso de ser superada.

--------------------------------------------------------------

Un poco más de quince rollos californianos de sushi fueron los que comimos con Josué, siempre acostumbrábamos a escoger comida entre los dos y probar la comida del otro, era como un ritual de mejores amigos que ya se había vuelto parte de nuestra amistad, amistad que hace años había llegado al punto de llamarse hermandad. Había olvidado lo que era reír hasta más no poder, cada momento que pasábamos juntos estaba lleno de momentos divertidos.

-Te reto a quitarte los zapatos y caminar descalza hasta el parqueo, a que no lo haces- dijo Josué en tono firme.

Sabía con perfección que odiaba cuando me retaban y decían que no podía hacer algo, porque lo hacía con más ganas, creo que todos en nuestro interior tenemos esa esencia de hacer algo para demostrar que las demás personas están equivocadas más que por demostrar que somos capaces de hacerlo.

-Observa y aprende- afirmé en tono coqueto.

Me quité los zapatos altos que llevaba y comencé a caminar descalza en toda la sala del cine, parecía fácil porque nadie más estaba observándome, hasta que llegamos a la entrada del cine y tuve que caminar todo el centro comercial descalza, para mi suerte no todas las personas eran amantes de estar a las veintitrés horas del día en un centro comercial, era un punto a mi favor, ya que las pocas personas que se encontraban caminando por los alrededores estaban más enfocadas en llegar al parqueo por lo tarde que era ya.

Caminamos, reímos, paramos a tomar una foto con mis pies descalzos; y una vez que subí al carro me dormí, estaba tan cansada que sentí como si el sillón del carro estuviera relleno de plumón en su interior. Treinta minutos después bastaron para que la luz de un semáforo en rojo me despertara, al fondo se escuchaba una canción de Selena Quintanilla que por suerte sería sacada de una radio, pero no, Josué era muy fan de Selena desde su infancia, así que nada lo relajaba más en un día que escucharla. Sentía un poco de frío, así que Josué extendió su suéter hacia mis brazos para que pudiera abrigarme, en ese mismo momento comencé a sentir la necesidad de poder liberar todo lo que ese mes había guardado en mis más profundos pensamientos nocturnos. Observé el techo solar de su auto, lo vi y entendió enseguida mi mirada, abrió el mismo y salí por en medio de este, en un momento de querer recuperar lo que era antes inhalé el aire tan profundo como pude mientras soltaba mi pelo al ritmo del viento, exhalé, estiré mis brazos y comencé a gritar, queriendo olvidar todo, queriendo dejar atrás lo que ya no me pertenecía, empezando una vez más, al ritmo de la música mi pelo y el viento se iban conociendo.

--------------------------------------------------------------

Domingo por la mañana, un poco resfriada por la locura del día anterior, desperté, me quité mi antifaz para dormir y observé una nota que se encontraba junto a mi cama, acompañada de un bloqueador solar.

Donde me sientas, estaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora