XV. ¿HACE CUÁNTO NO VUELVES A AMAR?

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Meli había decidido tomarse el día libre para poder pasar tiempo juntas. Comenzamos nuestra mañana haciendo una video llamada con mis padres y hermanos. Christopher iba a visitarme en octubre, acababa de comenzar septiembre, así que todavía faltaba un mes para volver a verlo. Tomamos nuestras carteras y emprendimos nuestro camino directo al Distrito de la Moda.

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-Mira... ¡Qué lindo vestido!-. Señaló Meli el vestido blanco con orilla de terciopelo que llegaba hasta las rodillas, simple pero coqueto.

Meli era una experta en moda, su trabajo y su pasión lo requería. Por otro lado, yo era una sobreviviente de la moda de los noventa, siempre con pantalones de cintura alta, playeras metidas, y tenis.

-Está muy lindo-. Me lo tallé en mi imaginación.

-Ven, pruébatelo.

Me tomó de las manos y nos metimos a los vestidores. El resto fue historia, pasamos alrededor de dos horas probándonos y quitándonos ropa por todos los locales de ropa que pudimos imaginar. Terminamos exhaustas de haber pasado la mañana entera de compras, las bolsas pesaban tanto que las tuvimos que ir a dejar al carro de dos a cuatro veces para descansar nuestros brazos. Fuimos a comer a un restaurante de comida vegetariana, siempre tuve un deseo interior por ser vegetariana, pero mi amor por el atún y el pollo me impedía tomar ese camino. Mientras estábamos sentadas en la mesa, esperando a que nos llevaran la carta, mi teléfono comenzó a vibrar, era una llamada de Martín.

-Hola-. Atendí tajante.

-Hola-. Se le notaba el miedo.

-¿Está todo bien?-. Intenté ir al grano.

-Sí, solo quería hablar contigo...-. Lo estaba conociendo lo suficiente que sabía que tenía miedo que colgara el teléfono.

-Martín, no puedo hablar ahorita, estoy fuera con mi tía.

-Isa, solamente son cinco minutos, necesito decirte algo.

-Bueno, dilo-. Repondí en tono desesperado.

Observé que la mesera se estaba acercando a la mesa con la carta para que ordenáramos comida, le hice señas a Meli indicando que en breve iba a estar con ella.

-Martín, no puedo hablar ahorita, te espero frente al muelle a las siete en punto.

Terminé la conversación colgando la llamada. Aunque estaba intrigada por saber lo que Martín tenía que decirme, no sabía si nuestra relación de amistad podía ser igual a la de antes.

-¿Quién era?-. Preguntó Meli mientras me acercaba a la mesa y tomaba asiento.

-Martín-. Alcancé a decir entre dientes.

Abrió los ojos como dos platos grandes.

-¿Sabes algo?-. Preguntó viéndome a los ojos mientras sostenía la carta.

-Sé muchas cosas-. Afirmé entre risas.

-¡Chistosa!-. Torció los ojos. –Martín nunca ha sido así. De los años que llevo de conocerlo, nunca lo he visto tan pegado a alguna chica como contigo.

-Bueno, lástima, ¿no?-. Fingí desinterés.

-Isabela, ¿hace cuánto no vuelves a amar?-. Bajó la carta y la posicionó sobre la mesa, esperando no verme enloquecer con la pregunta.

Donde me sientas, estaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora