Capítulo 20

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20 | BARATHEON

20 | BARATHEON

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— ¡Lena!

Gritaban, pero ella ya no escuchaba. Su corazón latía tan fuerte que casi dolía. Se adentró en el bosque, incapaz de seguir, recargo su espalda en un gran ñ. árbol y se fue deslizando hacía abajo hasta tocar el suelo. Sentía como sus fuerzas la abandonaban poco a poco.

Las lágrimas brotaron al mismo tiempo que arrugaba el papel en sus manos.
Ese papel donde Ned Stark le contaba de sus verdaderos padres y la razón por la que había terminado en Dorne, además de que le anunciaba que el rey, Robert Baratheon, la había nombrado su única hija legítima y heredera al Trono de Hierro.

De un momento a otro su mundo se derrumbó.
Robb llegó corriendo hasta ella y se hincó a su lado sin decir una palabra porque no sabía si eso era lo que ella necesitaba en ese momento.

— Todo lo que creí ser, no existe. —musitó. Robb alzó la mirada y apretó su mano.— Ya no se quien soy.

— No has cambiado. —aseguró— Sigues siendo la misma chica que conocí en un vestido dorado, con su cabello ondeando y una sonrisa encantadora. La misma que monta a caballo y usa una espada, pero al mismo tiempo lee y baila por todo el salón.

— Soy una Lannister. —dijo con dolor, pues sabía el odio que Robb le tenía a los leones— ¿Sigues pensando lo mismo?

Robb pasó su mano por el largo cabello de la chica.

— Martell, Baratheon, Lannister. No me importa. Para mi sólo eres Lena, la mujer que amo y con la que me casaré.

Él podía ver como las lágrimas se iban acumulando en el rostro de la chica y de inmediato la besó. Ella sonrió al mismo tiempo que se limpiaba una lágrima.

— Mi padre solía contarme una historia: Y un día se sentó en el Trono de Hierro, muy por encima de todos. Grandes señores y orgullosas damas se arrodillaban ante ella. Caballeros jóvenes y audaces pusieron sus espadas a sus pies y suplicaron sus favores y ella les sonrió. Pusieron una corona en su cabeza y la llamaron Mi reina.

Robb escuchó atento.
No imaginaba lo difícil que era para ella descubrir que su vida era una farsa. Una mentira a la que tuvieron que someterla sólo para salvarle la vida de su propia madre.

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Robb se sentó al borde de la cama mientras observaba cómo Lena leía aquel pedazo de papel que le había causado disgustos desde que lo recibió.

— Es la letra de Sansa pero palabras de la reina.

— Ya he mandado a llamar a los abanderados.

Lena se giró dejando el papel sobre su tocador.

— Supongo que a todos. Ahora se verá como si estuvieras pidiendo a gritos una guerra.

Lena era más inteligente que cualquier chica en asuntos de guerra. Nunca había peleado en una pero sabía tanto de estrategias como una conquistadora.

— ¿Entonces debo cabalgar hasta King's Landing y arrodillarme ante Joffrey?

— Por supuesto que no. Eres es Lord de Winterfell pero nunca permitiré que cometas tal locura, no te dejarán salir vivo.

Entonces se levantó de la cama y camino hacia ella. Podía ver el miedo en sus ojos, lo sabía, porque él también lo tenía.

— Los Lannister son la casa más rica de todo Westeros, Lord Tywin tiene un gran ejército y experiencia en batallas.

— Sabes que no hay otra alternativa, de ser así la tomaría.

— Lo sé. Es sólo que... no quiero perderte.

Robb la miró con ternura y la envolvió entre sus brazos. Lena dejó escapar un sollozo, la idea de que su prometido tendría que enfrentarse a esa familia le aterraba. Y más porque sabía muy bien las consecuencias de una guerra; él podría salir un día y no volver.

— Hemos pospuesto nuestra boda bastante tiempo, espero que puedas perdonarme si tenemos que hacerlo de nuevo.

La ahora Baratheon soltó una pequeña risa contra su pecho.

— Ya hemos esperado mucho tiempo, podemos esperar más.

Robb la alejo lo suficiente para poder verla a los ojos.

— Te prometo que cuando todo termine, te daré la boda más grande y hermosa que no se comparará a ninguna otra.

La princesa negó con la cabeza y pasó su delicada mano por el rostro y el pecho del joven lobo.

— No es necesario tanto, siempre y cuando seas tú con quien me case.

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— ¿Tienes que ir? —cuestionó el niño a punto de hacer un puchero. Lena asintió— ¿Por qué?

— Porque algún día me casaré con su hermano, y debo estar con él. Además, ¿quien creen que cuidará de él allá, eh?

El comentario hizo sonreír al más pequeño, pero Bran se mantenía serio y sin decir nada hasta ahora. Lena sabía que no era justo dejarle toda la responsabilidad a un niño, pero nadie dijo que los tiempos de guerra eran fáciles, y cada uno debía poner de su parte.

— ¿Por qué no puedo ir? —dijo finalmente— Ya puedo cabalgar.

— Porque no se supone que un niño deba estar en lugares así. Además, cuento contigo para cuidar de tu hermano.

— No se si pueda ser un buen Lord.

— Lo serás, eres un niño muy inteligente. —Entonces intercambió miradas con los dos— Ambos lo son.

La puerta se abrió después de unos golpes, a tiempo antes de que Lena soltara lágrimas. Las despedidas nunca habían sido su fuerte, mucho menos ahora.

— Mi lady, están por partir. —avisó la salvaje con la que había entablado una buena relación en el último tiempo.

— Pero estamos en medio de la noche. —se quejó Bran.

— Tu hermano cree que es lo mejor, los Lannister tienen espías por todos lados. —explicó. Se acercó a los dos niños y depositó un beso en sus frentes— Nos veremos muy pronto, se los prometo.

Salió de la habitación tan rápido como pudo. Osha la miraba con las manos cruzadas aguardando a que se tranquilizara.

— Yo adoro a esos niños, y confío en que los mantendrás a salvo.

Osha asintió, aunque no lo dijera, también la iba a extrañar.

1 | HIELO & FUEGO ♕ GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora