Capítulo 14

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14 | TEMOR

De pie junto a la puerta, jugaba nerviosa con sus manos, se debatía si debía entrar o no.
El maestre Luwin no la había dejado moverse de su habitación, por orden de Robb, hasta que éste le asegurará que se encontraba bien.

—Entra, ya estás aquí. —dijo Catelyn sin siquiera mirarla.

Dió unos pasos hacia en frente. Pudo notar las manos de la mujer cubriendo sus heridas provocadas por el hombre que intento asesinar a Bran la noche anterior.

— Yo...

— Gracias. —las palabras salieron de repente, como si le costará mucho decirlas— Por salvar a Rickon.

— No tiene nada que agradecer...—Catelyn agachó la cabeza, tal vez sintiéndose apenada porque no fue ella quién salvó a su pequeño— Fue muy valiente, de no ser por usted Bran estaría muerto.

— Es lo que la madres hacemos, proteger a nuestros hijos. Después de todo mi hijo mayor corrió a ayudarte a ti.

Lena entendió entonces, que no habría un momento en el que ella y Catelyn pudieran hablar sin atacarse.

— Robb no sabía que yo estaba ahí. Aunque después de todo, si no fuera por él, Rickon y yo habríamos muerto.

Catelyn resopló.
Lena había intentado tantas veces llevarse bien con ella, incluso había aceptado las clases de la septa cuando Lady Stark se lo dijo, cuando vio que eso no fue suficiente, prefirió pasar el rato con los libros del maestre Luwin.
No importaba lo que hiciera, Lady Stark nunca la aprobaría como prometida de su primogénito.

— Me voy a casar con Robb muy pronto, tal vez sería bueno para todos que empezemos a llevarnos bien.

Catelyn Stark había partido unas horas después rumbo a King's Landing, acompañada de Ser Rodrik. Con sus padres ausentes, la responsabilidad de Winterfell caía en los hombros de Robb, por ser el heredero.

— Será un buen momento para que veas lo que implica ser la esposa del Lord de Winterfell.

Le había dicho Luwin.
A pesar de que la boda de había pospuesto un poco más por los acontecimientos recientes, algún día sería Lady Stark, la esposa del Joven Lobo y debía acostumbrarse al título y a las responsabilidades que venían con él.

Acarició la mejilla del niño apartando unos cuantos mechones de su rostro.

— Despierta pronto, por favor.

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La puerta se abrió, dejando que el hombre pasara, cerrando la puerta segundos después.

— ¿De quién es esa espada? —preguntó.

La niña se mantuvo callada unos momentos.

— Mía.

— Déjame ver. —le entregó el arma a su padre, éste la observó analizando cada detalle— Conozco el trabajo, ¿Dónde la conseguiste? Este no es un juguete, una dama no debe jugar con espadas.

— No estaba jugando y no quiero ser una dama.

Eddard se sentó a la orilla de la cama llamando a su pequeña hija junto a él.

1 | HIELO & FUEGO ♕ GOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora