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— No hablas en serio.
— Puedo y lo hago. —reafirmó el león mayor.
— Joffrey ha hecho miserable la vida de esa chica desde el día que ejecutó a su padre. Ahora por fin se libra de él y me la entregas a mi. Eso es cruel hasta para ti. —le reprochó Tyrion aún incrédulo de la locura que acababa de decir su padre.
— ¿Planeas maltratarla? —cuestionó—La felicidad de la muchacha no es de mi incumbencia ni debería ser tuya.
— ¡Es una niña!
— Ha florecido, te lo aseguro. —dijo Cersei, con una sonrisa burlona— Ella y yo lo hemos discutido extensamente.
— ¿Lo ves? Te casaras y tendrás un hijo con ella. Seguro que eres capaz de eso.
— ¿Y si me rehuso?
— Querías ser recompensado por tu valor en la batalla. Sansa Stark es la mejor recompensa que podrías esperar, y ya es tiempo de que te cases.
— Yo ya estuve casado, ¿o no lo recuerdas?
La mandíbula de Tywin se tensó, el primer matrimonio de su hijo menor era uno de los temas que prefería enterrar tres metros bajo tierra.
— Deberías agradecer a los dioses por esto, es más de lo que mereces. —agregó la rubia sintiéndose dichosa con el sufrimiento de su hermano.
— Tyrion hará lo que se le ordene, así como tú también lo harás. —puntualizó el hombre.
— ¿A qué te refieres?
— Te casarás con Loras Tyrell.
— No lo haré. —respondió casi de forma inmediata.
— El chico es heredero de High Garden. Tyrion asegurará el Norte y tú el Dominio.
— No, no lo haré.
— Claro que si. Todavía eres fértil, necesitas casarte nuevamente y dar a luz.
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