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Las tropas dornienses atacaban ferozmente y Quentyn masacraba a cualquier Frey que se cruzara en su camino. El misterioso comandante, que había pasado tanto tiempo buscando a la princesa, ordenó levantar el cuerpo del Rey en el Norte. Su pulso era débil pero ahí estaba, aún tenía esperanzas de sobrevivir.
Allister no dejaba de maldecirse a sí mismo, su único trabajo era proteger a la reina, y había fallado.
Brienne escoltaba a Lady Stark a las afueras del castillo, tuvo que olvidarse de su prisionero por un momento para poder salvar a su señora. Estaba desarmado, lo único que podía hacer era buscarla sin descanso, pues la enorme mujer se negaría a darle una espada.
No era la primera vez en su vida que veía sangre, pero si era la primera vez que estaba tan atemorizado de que ese líquido rojo perteneciera a la joven. Oberyn Martell estaba justo frente a él, sus manos estaban manchadas de sangre y por su expresión pudo saber que no era algo bueno.
— Buscas a Lena... —asumió el príncipe. Su voz estaba rota, desde que lo conocía sólo una vez habló así, y fue cuando murió su hermana.
— Ella está... ¿muerta?
Él negó.
— No... no lo sé. Se la llevaron.
— ¿Quién?
— Los Bolton.
— ¿Cómo lo sabes?
— ¿Por qué crees que estoy manchado de sangre?
Jaime se sintió desesperado. Era su culpa, si tan sólo hubiera llegado antes nada de esto hubiera pasado, o por lo menos ella estaría aquí. Pero no era el único que se sentía de ese modo. Quentyn, Oberyn, e incluso Brienne. Todos habían llegado tarde y quien sabe qué atrocidades estaría pasando la chica ahora.
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Abrió sus ojos con dificultad, saboreó algo metálico en su boca y cuando tocó con su mano ésta se llenó de sangre. El líquido rojo caía de la comisura de su labio y ardía al tacto.
¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente? Porque ahora se encontraba recostada sobre una cama, la habitación era algo oscura y estaba casi vacía a excepción de unos cuantos muebles. El frío le caló los huesos y un particular olor llegó a sus fosas nasales. La habitación sólo contaba con una ventana, pequeña y cerrada, pero con un pequeño orificio en una de las esquinas.
