(Writer fact: este capítulo es el primero que escribí cuando empecé a trabajar en esta historia, y no sé por qué demonios he tardado tanto en subirlo)
«She said come on, come on, kiss my battery,
come on, come on, I'll be your android girl.
She said come on, come on, lick that battery,
come on, come on, and fuck this whole wide world»Bella
-¡Bella! -llamaba la madama, buscándola por todo el local- ¡Empieza tu turno! ¿Dónde demonios te has metido? ¡Bella!
El humo del cigarro ascendía hacia la luna dibujando traviesas espirales que jugaban a retorcerse, doblarse, anudarse, separarse, y finalmente, desaparecer en aquella negrura plagada de luces. Y la luna sólo sonreía, sonreía y se burlaba de todos los pequeños humanos bajo ella que trataban de alcanzarla.
-¡Bella! ¡Vas a hacernos perder clientes! ¡Entra ya, joder!
Su estómago rugía con fiereza. Cada noche perdía más clientes, y lo poco que ganaba apenas daba ya para una comida caliente al día. Ya no sabía qué hacer. Daba igual lo joven, buena, guapa, o complaciente, que fuera, no podía competir con las malditas porno-droides. Ninguna mujer podría, realmente. Y menos, si categóricamente se negaba a atender a los hombres a menos que no le quedase otra opción.
Aunque realmente, tampoco le habían faltado nunca clientas.
-¡Bella! ¿Se puede saber dónde demonios estás?
-¡Es mi hora del descanso, Eros! -respondió al fin, tragándose las ganas de intercalar siete palabrotas, y recostándose sobre la escalera trasera del local, mosqueada- Déjame un poco en paz.
Apenas unos segundos más tarde, la puerta en la que estaba apoyada se abrió con violencia, recortando a la luz del umbral la silueta de la madama, alta, voluptuosa, de piernas más largas casi que el cuerpo de la niña. El olor a colonia barata y sudor ajeno que desprendía se le coló por las fosas nasales, y le hizo cosquillas en la garganta.
Eros la observaba con el ceño fruncido y la reprobación pintada en la mirada, provocándole un escalofrío sobre las medias de rejilla. Trató de esquivar sus ojos fingiendo gran interés en sus tacones, que había dejado tirados a un lado hasta que no fuera indispensable ponérselos, y dio otra larga calada al cigarro, haciendo caso omiso a sus reproches.
-¿Así me agradeces todo lo que hago por ti, niña? -su voz sonaba cansada; probablemente llevaría toda la tarde trabajando- Te he cuidado y protegido desde que te encontré, ¡por lo menos, demuestra un poco de respeto! ¡Por lo menos, no te escaquees de currar!
-Lo siento -farfulló- . No volverá a pasar -dos mentiras en una frase, pero tampoco era nada nuevo para ella- . Ahora mismo entro -y ahí iba la tercera mentira.
Bella refunfuñó. Apagó el cigarrillo contra la escalera, buscó sus tacones, y se los abrochó a regañadientes. Le temblaban las piernas al levantarse; pasarían siglos, y le seguiría costando horrores mantener el equilibrio sobre esos zancos que debía ponerse cada noche. Dos años después, seguía sin acostumbrarse a ser veinte centímetros más alta cada vez que los usaba.
-Eso es -la expresión de Eros se suavizó un poco. Tiró de ella, acariciando la piel de su rostro con su aliento, y plantó un largo, húmedo y sucio beso en sus labios pintados de rosa, impregnándola de olor a alcohol y perfume barato- . Ahora entra ahí, y hazme ganar dinero.
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Danger Days: Tales from the Zones
FanfictionLa guerra ha acabado, para algunos. Otros, aún siguen atrapados en ella. Todo está resuelto, y la historia, aún inconclusa. El desierto ya vio el desenlace, pero a nosotros se nos quedaron muchas cosas en el tintero. Como en toda buena historia, no...