Siete minutos en el ¿paraíso? con Party Poison (2/2)

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(Especial de San Valentín 2/2.

Fun Fact: esta canción siempre me toca la patata, pero os he dejado esta versión porque, la primera vez que la escuché, lloré a mares. Y sí, sigo llorando cuando vuelvo a escucharla)

«And the things that you say hurt me most of the time,
but I'm on your side
'cause I know I'm not easy to deal with sometimes,
but I'm sinking fast,
so it's alright»

Fun Ghoul

-No me puedo creer que se la hayas vuelto a liar –Kobra sonaba tan exasperado que casi daba pena, pero en realidad, no le estaba escuchando porque, esa vez, no tenía razón.

-No se la he liado yo solo –pero claro, como él era el pequeño, y además Poison le odiaba, pues todas las culpas para Ghoul- . Lo del despertador fue cosa tuya. Yo no sé construir esos cacharros.

-¡Pero fue idea tuya! Y no te hagas el inocente, que tú lo programaste. Aquí el de la informática eres tú.

-Corta con los sermones, tío. No eres tu hermano, y tú también estabas metido en el ajo. No tienes nada que decirme.

Y todo porque se había comido unos puñeteros cereales, joder... Y porque a Poison le había sentado mal una de sus bromas habituales.

-Tienes razón, no puedo decirte nada –Kobra sonaba más serio de lo normal, y cuando se molestó en mirarle, le sorprendió su ceño fruncido y su expresión extrañamente severa- . Escucha, soy tu amigo y lo sabes, pero estoy hasta las narices de tener que salvarte el culo cada vez que decides pinchar a mi hermano por diversión y luego se enfada contigo. Cualquiera diría que, después de dos años, habrías aprendido a dejar de cabrearle. O por lo menos, a guardar un mínimo de convivencia. Que vivimos juntos, joder, y Jet y yo estamos hartos de no poder pasar un día sin gritos y sin tener que separaros –y dicho esto, se marchó de la habitación, dando un sonoro portazo.

-¡No es culpa mía! ¡¡¡Es Poison quien me odia a mí!!!

Pero Kobra ya se había ido, y nadie respondió a su queja.

Resopló, y le pegó una patada a una de las mesas. Se hizo daño y no consiguió nada, pero se sintió un poco mejor.

Estaba harto, muy harto. No le había hecho a Poison nada que no le hubiera hecho también a Kobra o Jet, o Dust, o Heat, o Hush. Pero, para variar, Party tenía que victimizarse exageradamente, y pagarla con él. ¡Y ni siquiera sabía que esos cereales eran suyos! Se los habría comido igual aunque fueran de Kobra...

¡Qué lejos quedaba aquella tarde en la que Poison había llorado entre sus brazos y le había dicho que él formaba parte de su familia! Bueno, a lo mejor no había llorado, pero a Ghoul le gustaba pensar que sí; así sentía que no le odiaba tanto, y se creía un poco más querido. Pero de eso hacía ya un año, y Party no había vuelto a darle una muestra de cariño, sólo más enfados y desprecio.

Pero lo de esa mañana había colmado el vaso. Había sido una estupidez, una auténtica estupidez, y Poison no tenía derecho a enfadarse así. Si quería odiarle, pues vale, que le odiara, pero que dejara de buscar excusas para gritarle, porque él estaba harto de tener que pensar si cada uno de sus actos iba a molestarle, y sobre todo, de pedirle perdón.

Ghoul pasó el resto de la mañana enfurruñado en una de las mesas de la planta baja. Había robado unos cuantos cómics del escondite secreto de Poison, lo que probablemente haría que se enfadase más, pero y qué. A este paso, acabaría gritándole hasta por respirar.

Danger Days: Tales from the ZonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora