Una fugitiva (1/4)

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«You're the broken glass in the morning light,
be a burning star if it takes all night.
So just save yourself and I'll hold them back tonight»

Jenny

-¿Todo despejado por ahí?

Jenny asomó la cabeza por la esquina del callejón. La luz de las farolas danzaba en el vacío de la calle, y no se movía apenas ni el viento. Nadie era tan idiota como para salir después del toque de queda, y por suerte, no había dracs a la vista.

-Desierto –respondió.

Un brazo tiró de ella hacia el callejón, y se encontró de pronto besando una sonrisa torcida, mientras unas manos cálidas la sostenían de la cintura y la nuca. Un pequeño quejido de sorpresa quiso dejar de su garganta, pero pronto se vio sonriendo bajo los labios contrarios, devolviendo el beso con el mismo cariño que le quemaba en las venas.

-Feliz cumpleaños, Jen –susurró contra su cuello aquella voz impertinente que tan melodiosa podía sonar cuando quería.

-Jack, hoy ni siquiera es mi cumpleaños –rio, con el rostro escondido en los mechones rubios que caían por el cuello del otro. Él la abrazó con cariño, y le cubrió la frente de besos.

-No, porque aún no me has dicho cuándo es –Jack sonrió, y la miel de sus ojos brilló de felicidad- . Pero hoy hace cuatro años que chocamos en la calle, ¿te acuerdas?

-¿De verdad crees que lo olvidaría? –Jenny le devolvió la sonrisa, y depositó un pequeño y suave beso en sus labios- Yo huía de casa, tú de robar supermercados. Aprendí a vivir ese día, y ahora robamos supermercados juntos para que tus padres no me echen de tu casa.

-Jen, no digas eso –la graciosa nariz respingona de Jack se arrugó- . Mis padres te quieren, jamás te echarían...

-Ya lo sé, idiota –le calló con un beso- . Pero es divertido hacerte de rabiar –le revolvió el cabello rubio, y Jack bufó un poquito.

-Ya, qué divertido. La próxima vez, te las apañas tú sola...

-Oh, no, por favor, no podría sobrevivir sin tu protección... -se burló Jenny.

-¡Cuidado!

Jack se puso serio de pronto, y la obligó a esconderse entre las sombras del callejón, refugiada entre sus brazos. Los pasos de una patrulla de dracs resonaron a su lado, tan cerca que, si hubiera estirado la mano, quizá habría podido tocarlos. Jack se tensó a su alrededor, y Jenny quiso hacerse pequeña en su abrazo, muy pequeña, y desaparecer hasta que lo hiciera también la escoria de la ciudad.

Los dracs pasaron, y ambos dejaron escapar el aire que habían estado reteniendo. Jenny no pudo evitarlo, y soltó una pequeña risita contra su pecho, que acabó convirtiéndose en un ataque de risa que no supo frenar.

-¿Y ahora te ríes? Estás como una cabra.

-Y por eso me quieres.

-Qué remedio –la sonrisa de Jack nunca podía quedarse apagada mucho tiempo, y pronto, él reía también- . No iba a ser por tu habilidad para forzar cerraduras.

Jenny se dejó abrazar de nuevo, y se perdió en la calidez de los brazos de su amigo. Jack no había cambiado mucho desde que lo conoció: seguía siendo bajito, aunque algo menos esmirriado, de cara afilada y bronceada, nariz respingona y media sonrisa traviesa. Le había crecido el pelo rubio y ahora lo llevaba por los hombros, y su voz impertinente y dulce se había convertido en grave y sugestiva. En algún momento, hacía ya tiempo, le había dicho que la quería, y desde entonces, ella ya no sabía vivir sin sus besos.

Danger Days: Tales from the ZonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora