La canción del desierto (1/2)

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«I can't go back,
don't think I will,
I won't sleep tonight as long as I still»

Zoe

-¡KOBRA KID! ¡ESTA VEZ SÍ QUE LA HAS LIADO! ¡MALDITO SEAS TÚ Y TODA TU FAMILIA!

El aludido casi saltó sobre la arena, con cara de no entender nada.

-¿Qué? ¿Qué he hecho ahora?

-¡Oh, como si no lo supieras, traidor! ¡Te has acabado todo el café! -dramatizó.

-¿Qué? No, ¿has mirado bien? Todavía queda la cafetera de emergencia.

-¡Esa era la cafetera de emergencia!

-¿Qué? ¡Pero si me habías dicho que todavía teníamos para una semana!

-Ah, ¿así que ahora es culpa mía?

-Bueno, ¡tú eres la encargada de controlar los suministros!

-¡Y tú el que los ha cogido a escondidas! Y ahora, sin café, ¿no se te ha ocurrido pensar qué vamos a hacer hasta el próximo sitio habitado, que puede aparecer dentro de un mes?

-¿No sobrevivir a la primera semana? -intentó bromear él.

-Ah, eso, ¡encima hazte el gracioso! ¡No sé cómo te soporto!

-¿Que qué? ¡Has sido tú la que ha empezado a gritarme! ¡No sé cómo te soporto YO a TI!

-Ah, ¿y qué vas a hacer al respecto?

-Bueno, ¡se acabó! Estoy hasta las narices de tu sarcasmo. ¡Hemos terminado!

-¡Bien!

-¡Eso digo yo! ¡Bien!

Se quedaron así unos instantes, de pie el uno frente al otro, con el ceño fruncido, los brazos cruzados, y mirándose furibundos. Entonces, toda la tensión se desvaneció de pronto, y se dejaron caer sobre la arena, entre fuertes carcajadas.

-¿En serio acabas de dejarme por el maldito café? -se desternilló Zoe, con un ataque de risa tan severo que casi le estaba costando respirar.

-Eh, si no lo hacía yo, seguro que acababas haciéndolo tú -rio Mikey, secándose furtivamente una lagrimilla de risa- . Además, el café es un motivo muy digno.

-Más que alguno de los anteriores... -Zoe se estiró sobre la arena, cerró los ojos, y dejó que el sol le calentara la piel- ¿Qué es esta, la sexta vez?

-La séptima -contestó Mikey a su lado, imitándola.

-¿La séptima? -Zoe se levantó de golpe, observando al otro desde arriba, con el ceño fruncido- No me salen las cuentas, Mikes.

-Es la séptima -se reafirmó él, sin abrir los ojos, disfrutando del sol.

-No puede ser... A ver, la primera, dos días después de que me pidieras salir... ese fuiste tú.

-Eras más pequeña, creí que mi hermano me iba a matar, y que no estaba bien... Me estaba muriendo de miedo -admitió Mikey.

-Menos mal que te comí el coco -sonrió, dejándose llevar por los recuerdos- . La segunda... antes de lo de los Gatos Azules, cuando decidiste ignorarme por mantener "el misterio de la relación" -resopló ante lo ridículo que, tantos años después, seguía pareciéndole- . Esa fui yo. La tercera, la casi-definitiva, por lo mismo, antes de todo lo de Girl y la draculización -esa, pese a los años que habían pasado, seguía doliendo igual. Quizá porque, hasta mucho después, había seguido pensando que lo último que había hecho antes de la muerte de él había sido gritarle- ; también yo. La cuarta...

Danger Days: Tales from the ZonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora