Jungkook era un joven empresario que llevaba una vida perfecta y correcta. O al menos eso veían los demás. Lo cierto es que Jungkook estaba aburrido y decepcionado consigo mismo por no seguir su verdadero sueño: ser cantante. Siempre había sido muy...
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Adolorido como la gran mierda, Jimin se levantó y tocó su cabeza. Más que el choque, lo que más había dolido fue esa terrible caída. Lo único que le faltaba ahora era romperse algo.
La gente se había acercado a pesar de la lluvia para atacar al conductor del auto. El sujeto decía que había intentado frenar, pero que aparentemente el agua del pavimento lo hizo patinar. La gente no le creía y le gritaban que había sido imprudente.
Escuchó a alguien llamar a la policía y aquello lo asustó. No podía hablar con la policía. No podía tener ninguna clase de relación con la policía, ni siquiera para denunciar a un tonto que no supo frenar. Estaba bien, no había pasado nada grave ¿qué importaba? Se cruzaba con imbéciles así a diario, e incluso peores si se ponía a pensar en su jefe.
Echó a andar tan pronto como su cuerpo le permitió antes de que llegara la policía. Gracias a Dios nadie lo detuvo, estaban demasiados ocupados tratando de acorralar al conductor que hasta incluso dejaron de prestarle atención a él.
Esa era una de las habilidades de Jimin, pasar inadvertido cuando le convenía. Algo que el trabajo le había enseñado muy bien.
Una vez dentro de su casa, se tiró en su viejo sillón y se revisó el cuerpo en busca de alguna herida. Pero no encontró nada más que raspones en su cara, rodillas y codos.
La lluvia afuera de pronto paró. El cielo se abrió y pedazos de cielo azul volvieron a aparecer. Oh, Jimin estaba tan harto de ese clima cambiante. Si la tormenta hubiese parado antes seguramente no lo habrían chocado.
Necesitaba algo estable. Pero más que en el clima, pensaba en su vida. Y si todo salía bien, con Jungkook por fin tendría esa oportunidad. Un problema con su jefe, un choque de auto, y una tormenta no le iban a quitar la esperanza que había crecido dentro de él ese día. Claro que no.
💚
Sábado por la mañana.
Jungkook recibió un mensaje de Hoseok disculpándose con él por dejarlo colgado con el trabajo el día de ayer. Ni se molestó en contestarle. ¿Cuáles eran las probabilidades de que su compañero cumpliera su parte de la apuesta? Seguramente pocas.
Pero ya ni siquiera estaba enojado con él. Ni que hubiese sido capaz de escapar de su padre de todos modos. El día de ayer cuando fue a la empresa luego de ver a Jimin, no lo dejó ni levantarse a tomar un café de la cantidad de horas que lo tuvo trabajando revisando futuros proyectos.
¿Por qué tenía que tener un padre tan desconsiderado? Podía con el trabajo, le resultaba fácil. Ser ingeniero era fácil. Hasta incluso había terminado la carrera en menos tiempo que la mayoría.
Pero porque algo resultara fácil no quería decir que fuese agradable también.
Recordó cuando estaba cantando una canción mientras acomodaba unos papeles en la gran sala de reuniones, cuando su padre entró y lo regañó diciéndole que dejara de perder el tiempo.
