Jungkook era un joven empresario que llevaba una vida perfecta y correcta. O al menos eso veían los demás. Lo cierto es que Jungkook estaba aburrido y decepcionado consigo mismo por no seguir su verdadero sueño: ser cantante. Siempre había sido muy...
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Era sábado pero como siempre eso no impidió a Young-soo llamar a su hijo para que fuera a su casa para trabajar temprano por la mañana. Casi que Jungkook pudo excusarse y evadirlo pero su padre había amenazado con llevar el trabajo hacia su departamento y aquello lo asustó pues sabía que el hombre sería muy capaz. No podía dejar que lo descubriera con Jimin, no todavía.
Dejó al rubio durmiendo y con una nota de que volvería pronto.
Cuando entró a la casa en la que creció su mente se empezó a llenar de recuerdos. Recuerdos de cuando era joven y de cuando su madre aún vivía allí. Hacía bastante que no visitaba a su padre en aquella casa. Desde que se fue a vivir solo, no encontraba muchas razones para volver a ese lugar.
- Bueno, ¿qué es tan importante? - le preguntó a su padre cuando entró a la oficina de éste. - ¿Cuándo vas a darme un fin de semana libre, papá? - su voz sonaba cansada. No había dormido mucho la noche pasada con toda la conmoción de cantar en público, hacer el amor y escribir aquella canción.
- Pronto podrás tomarte los días libres que quieras. - le sonrió el hombre, invitando a su hijo a tomar el asiento frente a su escritorio.
- ¿Ah sí?
- Creo que es hora de contarte por qué hemos estado trabajando muy duro este último tiempo.
Jungkook lo miró confundido. ¿No habían estado trabajando sin parar desde que tenía uso de razón acaso?
- Hijo, vamos a llevar la empresa a Estados Unidos. Ya somos lo suficientemente grandes para expandirnos y yo voy a ir a manejar el negocio allí.
- Espera ¿qué? ¿Vas a irte?
- Así es. Lo hemos estado manteniendo en secreto junto con mis socios porque no era algo seguro pero ya está decidido. Y quiero que tú te quedes aquí, y te encargues de todo.
El corazón de Jungkook comenzó a agitarse y la cabeza le daba vueltas. Había esperado encontrarse con otro tonto y aburrido día de trabajo, no con semejante noticia.
- ¿Estás loco o qué? - preguntó aún aturdido.
- Claro que no. Mi hijo tiene que ser el nuevo presidente. No podría ser de otra manera.
- Papá...¿has perdido la cabeza? Todavía soy muy joven para dirigir una empresa. Me comerán vivo!
- No exageres. Eres bueno en este trabajo, eres inteligente y todos te respetan aquí.
Jungkook cubrió su cara con sus manos. No entendía en qué pensaba ese hombre para siquiera considerar tal cosa. Además si supiera cómo lo trataba Hoseok a veces. No sabía si era realmente respetado en la empresa o si los demás solo lo trataban bien por ser el hijo del dueño.
- No lo haré, es imposible. Deja a algunos de tus socios a cargo, no a mí. - se negó.
- Es una empresa familiar, tu abuelo fue presidente antes de mí, lo correcto es que ahora lo seas tú. Estás listo, lo sé, tienes potencial. Eres mi hijo después de todo. - Young-soo lo miró orgulloso y Jungkook notó todas las expectativas e ilusiones en la mirada del hombre.
