Jungkook era un joven empresario que llevaba una vida perfecta y correcta. O al menos eso veían los demás. Lo cierto es que Jungkook estaba aburrido y decepcionado consigo mismo por no seguir su verdadero sueño: ser cantante. Siempre había sido muy...
Esperaré por ti Empecemos de nuevo Para que en el futuro Podamos encontrarnos de nuevo con una sonrisa... Canción: BTS - Let Go
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Entró a su departamento hecho una furia. Jungkook ya no sabía si lloraba más por tristeza o por bronca.
Se dirigió a la estúpida oficina que había pintado aparentemente él solo y golpeó la pared con fuerza. No satisfecho con eso, tomó una lata de pintura vacía y la aventó contra la pared.
Odiaba ese horrible color gris sucio. Lo odiaba. Quería el verde que Jimin había creado. Odiaba todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
- ¿Dónde estás? - preguntó entre sollozos mientras seguía golpeando y pateando la pared. - Jimin ¿dónde estás? ¿Por qué me dejaste así? Te necesito, maldita sea. Lo prometiste.
- Tú también lo prometiste, pequeño.
Jungkook volteó. Esa voz era....
Era de él, era de Jimin. Pero no lo veía por ningún lado.
Miró cada rincón pero no había señal del rubio, hasta que miró hacia la ventana y un destello de luz lo cegó. Se protegió con su mano los ojos y cuando la luz poderosa se fue, todo volvió a la normalidad.
Se dio vuelta y Jimin estaba allí.
- Hyung...- lo llamó. - Eres tú.
Sonrió y corrió hacia él. Lo tomó en brazos y lo levantó del suelo en un fuerte abrazo.
- Bebé...- dijo el rubio y besó su mejilla.
- ¿Dónde estabas? Te he extrañado.
- Tenía que volver. Sabía que ibas a estar un poco conmocionado con mi partida. - le explicó. - Mírate nomás. Siempre tan emocional, mi precioso Kookie.
- Es tu culpa. - lo retó jungkook secando sus lágrimas. - Creí que no iba a volver a verte.
- Siempre he estado contigo...y siempre lo estaré.
- ¿Cómo? Tú...no estás aquí realmente. Lo sé.
- Lo estoy. ¿Me estás viendo o no, tonto? - rió el rubio.
- Pero...
- Siempre me has visto. Porque fui real. De alguna manera u otra lo fui. Dijimos que habernos conocido fue un milagro y en definitiva lo fue, mi amor. No dudes de lo que vivimos.
- ¿Fue real?
- Cada beso, cada caricia, cada te amo. - le aseguró.
- ¿Cómo es algo de todo lo que pasó posible?
- No lo sé. Quizás por que...
- No existen los imposibles para nosotros. - completó la frase el menor. Sabía lo que Jimin diría. Solo lo sabía.
