La nieve se veía caer suavemente desde el interior de una casa navideña, la atmósfera dentro de aquel hogar era muy acogedora, sobre todo ahora que había vuelto el miembro faltante de la familia esqueleto; Wingdings Gaster...y tal vez la pequeña humana también formara parte de ella...
El menor de los hermanos preparaba su habitual espagueti mas inspirado que de costumbre ya que tenia una nueva receta hecha por su amiga favorita, Frisk por otro lado respiraba tranquila a su lado sabiendo que esta vez, tal vez y solo tal vez, aquella comida no sabria...tan... indescriptible
Sinceramente agradecia el saber cocinar espagueti y el poder convencer al alto esqueleto de que usara una receta...no tan genial como la suyaEn la sala se encontraban el bajo esqueleto y el hombre de traje hablando de todo el tiempo que habían pasado distanciados...de como habían cambiado los tiempos y la situacion actual de los monstruos, básicamente le estaba resumiendo todos estos últimos años
-Entonces... tenemos seis almas humanas y aun existe la barrera- dijo con un tono serio el excientifico real tratando de analizar la situacion de los monstruos y de como podría hacer algo para salir todos beneficiados
-Si, el rey no sabe aun de la existencia de Frisk...la septima alma...- contestó con un tono serio y apagado el mayor de los hermanos mientras pensaba en su amiga y el destino que le esperaba...a la vez que de reojo miraba hacia la cocina viendo la tranquila y cálida escena entre Frisk y su hermano...
¿Que pasaría con ella? ¿Estaría bien...?
El rey no era malo...solo se preocupaba por su reino, pero él estaba preocupado por su amiga, ella era importante para él, no podía permitirse perderla...prefería dejar atrás la libertad, Frisk ya era capaz de darle eso.Sus cuencas reflejaban la preocupación y el desconcierto al analizar sus propias palabras, ese era un defecto-virtud de Sans muy claro...El analizaba mucho las cosas, tendía a complicar cosas simples o simplificar cosas complejas pero al parecer el mal venia de familia; porque cierto expectador comprendió al instante lo que pasaba por la mente de su hijo...llegando a sentir el mismo temor
Decidido, Wingdings se levantó en un movimiento calmado de aquel sofá de vinil verde un poco desgastado Ya, realmente el estar ausente de su hogar había sido un problema
-Creo que iré a saludar a un viejo amigo...- Aclaró Wingdings al ver como Sans lo veía cuando él se levantó del sofá en el que se encontraban ambos -Fue nuestro error al tomar esas almas...la barrera, no es lo que todos piensan-
El extraño comentario sorprendió un poco a Sans quien se levantó tambien para mirar a su padre, este le sonrió-Viejo tus sonrisas asustan- dijo Sans divertido cuando vio al otro poner una expresion molesta por su anterior comentario, había olvidado lo parecidos que eran ella y su hijo...
"G tus sonrisas asustan...pero por hoy estoy feliz de verlas otra vez, heh heh"
Justo cuando ese diálogo se cruzópor su mente cerró sus cuencas cambiando su sonrisa a una nostálgica y perfecta sonrisa-Lo tomare en cuenta a la hora de hablar con el peludo- un tono divertido se apoderó de la voz de WD al referirse al rey de los montruos...su mejor amigo despues de aquella persona.
Parado en el umbral de la puerta de adornos navideños, se detuvo justo antes de salir y dio un ultimo comentario hacia el aire pero con toda intencion de ser escuchado-Deberias dárselo, en tu bolsillo no hará nada- Soltó muy divertido al ver de reojo la cara toda azulada de Sans como que lo habian descubierto -Ella no muerde- La sonrisa de Gaster se amplio y siguio su camino cuando se percató de que la pequeña humana a la que hacian mención estaba saliendo de la cocina en el justo instante en el que él desapareció usando su magia azul
-¿Quien no muerde?- dijo la humana con su tono mormal haciendo saltar del sustó a un pequeño esqueleto que miraba la puerta un poco molesto
-Ni-Niña- suspiro luego de la pequeña exclamación de su parte
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Undertone: Los Tonos de un Alma Triste
FanfictionErrar es humano. Alguna vez seguro lo escuchaste, los errores son parte de nuestra estúpida naturaleza humana. Pero hasta la criatura más idiota tiene un límite y hasta el ser más bondadoso se cansa. ¿Qué pasaría si en uno de tus intentos de satisfa...