Doppelganger, Mirrors and Red Tones I

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La luz que se colaba por la pequeña ventana en ese pequeño espacio de cuatro paredes era suficiente para al menos poder ver la silueta de un esqueleto sentado en una cama totalmente deshecha, las sábanas eran un lío como siempre, pese a que noches anteriores habían estado perfectamente dobladas para un huésped especial, ahora simplemente habían vuelto a la normalidad...aburridas como siempre...

Internamente su dueño también era un lío, era un caos peor que una supernova pero sabía que era su culpa.
"Lo siento, estamos mejor como amigos, Frisk"

Sus propias palabras se repetían sin fin dentro de su hueco cráneo; era consciente de que eso podía haber lastimado a quien intentaba proteger, era consciente que su propia alma también sufriría, pero todo era para un bien mayor... ¿Cierto?

El la estaba protegiendo, la protegerá, de todo peligro exterior, de aquellos que quieran dañarla,  incluso de si mismo, después de todo... el era un era un monstruo y ella una humana.

Su mano sobre la superficie de tela salmón claro estrujó con fuerza el lugar donde reposaba, la impotencia le estaba consumiendo lentamente mientras más vueltas le daba al asunto de si había hecho o no lo correcto.

Exhausto de sobrecargar su inexistente cerebro y soltando un gran suspiro de agotamiento se dejó caer bruscamente sobre su cama mirando a aquel aburrido techo.

Pretendía dormir pero otros incómodos pensamientos entorno a la humana vinieron a su mente, pensamientos un poco inapropiados... Cuando vio a Frisk caer, cuando se lanzó a salvarla; cuando pudo sostener su pequeño cuerpo en sus manos y obtuvo como respuesta una Frisk desesperada que se aferró a él temblando; para luego desmayarse después de que él la envolviera en sus brazos y cargara cual princesa. Aquellas imágenes de la pequeña al despertar y su ropa mojada pegada a su cuerpo, aquella tentación de ver la ropa interior de la chica a pocos centímetros de él siendo consciente de la desnudez de esta y sin embargo tener que reprimirse a si mismo. TODO POR EL BIEN DE SU "AMIGA"

Desesperado y molesto con su propia mente traicionera se levantó de golpe sudando y gruñiendo por su propia perversión. Con el mismo impulso molesto salió de su habitación, bajo las escaleras aun molesto y se dirigió hacia la cocina, abrió el refrigerador deprisa y tomó una de sus botellas de su condimento favorito y rápidamente dio un sorbo desesperado de este esperando poder calmarse de esa forma...

Por otro lado en el baño, se encontraba nuestra pequeña humana tomando una ducha mientras el agua de la regadera disimulaba aquellos cristales que bajaban desde sus ojos vino hasta su mentón.

"Lo siento..."
La misma frase responsable del estrés del esqueleto era responsable del dolor de la humana. La misma frase que había hecho que un alma rojo brillante tuviese una pequeña grieta en la parte inferior.

Había cometido un error, y seguro su valiosa amistad se vería afectada. No, no podía permitirse algo asi; aun si realmente aquellos fueran sus sentimientos, aun si había sido rechazada, Sans era su amigo, su valioso amigo. Y no permitiría que alguien, incluso ella misma, arruinara el vínculo que tanto le había costado mantener.

Entonces pretenderia que nada pasó. Esa fue la mejor solución que paso por su cabeza; y si al menos era capaz de volver a como estaba antes, entonces era una decisión que valía la pena tomar.

Decidida y un poco menos deprimida prosiguió con su baño mientras pensaba en su futura plática con el esqueleto que tanto le agradaba.

Mientras, en Hotland frente a un laboratorio se encontraba otro esqueleto contemplando la puerta metálica frente suyo, preguntándose internamente si debía llamar o no a la puerta de aquel lugar tan familiar.

Undertone: Los Tonos de un Alma TristeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora