Problemas, celos y una impactante confesión

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En multimedia un dibujo de Robert y Michael, con unos pequeños Alec y Jon.


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Día ocho, primera parte

Despierto a eso de las tres de la mañana, producto de una horrible pesadilla. En ella, me vi a mí mismo hablando con mi madre.

Una vez, cuando era pequeño, mi única y querida nana –que dejó de trabajar para nosotros cuando dejé de ser un niño pequeño– me contó que si te ves a ti mismo en tus sueños, significa que tu alma sale de tu cuerpo mientras estás dormido y que hay que tener mucho cuidado para no morir en el sueño... Mi nana contaba historias muy traumantes a veces.

En fin, lo de verme en mi sueño no es lo que me angustia ni que causó que me despertara con la respiración acelerada y el corazón a mil. No. Aquello que me preocupa de mi sueño fue que, en él, mi madre me prohibía volver al internado para encerrarme en un manicomio donde curaran mi homosexualidad.

Sí, es algo muy extremo que realmente dudo que mi madre haga, pero luego de ver cómo se ha tomado toda la situación... ¿Cómo se supone que debe reaccionar un padre o madre cuando su hijo le dice que es gay? ¿Tendría que tener alguna reacción siquiera? Porque no creo que un heterosexual tenga que salir del "closet hétero" frente a sus padres.

"–Papá, mamá... soy hétero.

–¡Oh, por dios, no!"

Miro el reloj en mi mesita de noche. Si acá son las tres de la madrugada, en Inglaterra deben ser las ocho de la mañana de este día sábado. Decidido, tomo mi celular y hago una llamada.

–¿Alec?

–¡Magnus! –saludo sin poder ocultar mi emoción por oír su voz–. ¿Cómo estás?

Ahora un poco mejor al escucharte, aunque sigo odiando el hecho de que estés tan lejos –contesta, a lo que yo suspiro deprimido.

–Yo también odio toda esta situación –susurro triste.

Ninguno dice nada por unos segundos.

¿Y cómo se lo tomaron tus padres? –es Magnus quien rompe el silencio. Asumo que Jace no volvió a su habitación en toda la noche, o sino ya le habría contado que todo salió relativamente bien.

–Mi padre lo tomó bien, increíblemente, lo cual me da esperanzas de volver al internado –sonrío optimista, aunque Magnus no pueda verme.

Me alegro mucho de oír eso –suspira aliviado–. No sabes la falta que me haces. Ya extraño tu cara, tus ojos, tus labios...

–Mags... –murmuro avergonzado–. No digas esas cosas...

–¿Por qué no, si es la verdad? –ríe–. En fin, estoy solo. Jace y Simon se escaparon del internado para tener una cita. Podrías venir a hacerme compañía... –bromea coqueto.

–Créeme que tomaría un avión en este preciso momento de poder hacerlo, pero...

Tranquilo, lo sé –me calma divertido–. Lo único que me importa ahora es que volverás.

¿Volveré? Sé que mi padre parece tener toda la disposición en apoyarme en lo que estoy pasando, pero ¿y mi madre? Ambos son mis padres, ambos tienen el mismo poder de decidir sobre mi futuro y, me temo, que mi madre es quien carácter más fuerte tiene, por lo que si ella dice "Alexander no volverá a ese internado del libertinaje", lo más probable es que mi padre acate.

Diez Últimos Días | malec-jimon auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora