Día nueve
Ayer todo pasó demasiado rápido. Lo de mis padres, el blog, la llamada con Simon... No lo pensé dos veces antes de preparar mi equipaje para volver a Inglaterra. Fue bueno que nunca haya terminado de desempacar mis cosas, porque así ahorré mucho tiempo.
Mis padres me preguntaron por qué era tan urgente volver, que si era culpa de ellos que quisiera escapar de casa.
–No, no –recuerdo decirles culpable, de hacerles pensar que les tenía rencor por su pronta separación–. Son cosas personales.
–Cosas de adolescentes –había bufado Jon, fingiendo molestia, pero ayudándome a convencer a mis padres. Él tampoco estaba muy de acuerdo con que me fuera así, más sabía que era necesario y me dijo que me apoyaría lo más que pudiera.
No sé qué tanto podría apoyarme desde un continente completamente diferente, pero bueno, supongo que se refería a enviarme sus buenas vibras.
Sin embargo, mala sorpresa me llevé al ver que no había vuelos disponibles para Inglaterra ese día, así que de todas formas tuve que esperar al domingo para viajar.
~
Mi vuelo es a las siete de la mañana, y eso porque no encontré más temprano. Si calculo, debería llegar a Inglaterra a eso de las siete de la tarde y al internado tipo ocho (con el cambio de horario y todas esas mierdas).
Como dentro de la semana se le hace imposible por falta de tiempo, mi madre usa este día domingo para mudarse, aunque eso no evitar que me despida de ella en casa antes de salir rumbo al aeropuerto.
–Te extrañaré mucho, hijo –me abraza con fuerza–. Prometo que nos veremos más seguido, ¿de acuerdo?
–Sí, mamá –le devuelvo el abrazo, porque definitivamente me hace sentir mucho mejor. Es cierto lo que dicen que el amor de una madre siempre reconforta.
–Y ahora que tendré más tiempo, prometo ir a visitarte a Inglaterra, y pasearemos, veremos chicos guapos juntos...
–¡Mamá! –exclamo rojo de vergüenza.
–Cierto, perdona. Había olvidado que ya tienes novio. Pero ahora que estoy soltera, pueden acompañarme a mí.
Niego divertido, pero vuelvo a abrazar a mi madre. Me tranquiliza al menos ver que, pese a todo, ella toma la situación con positivismo y que se ve libre como nunca. Hasta se ve más joven y no es como que mi madre se vea siquiera de su edad. Espero heredar eso de verme más joven cuando tenga treinta o cuarenta años.
Mi padre y Michael son los encargados de llevarme finalmente al aeropuerto. Pregunto por Jon, pero nadie sabe dónde está. Genial, dice que me apoyará en lo que pueda, pero no es capaz de acompañarme al aeropuerto o decir un maldito 'adiós'.
Pese a que la costumbre es que Michael me lleve a todos lados en el vehículo que mis padres le tienen a cargo a él y Jon, esta vez mi padre se ofrece para conducir en su camioneta. Sin que nadie diga nada, me siento en los asientos traseros para que Michael pueda ir de copiloto.
–Joven Alexander... –me mira sorprendido.
–Michael, creo que ya debes dejar esas formalidades –le sonrío–. Vayan ustedes adelante, no tengo problema con ir atrás.
–Le preguntaré a tu novio si eso último es cierto, cuando lo conozca –bromea papá, haciendo andar el auto.
–¡Papá! –reclamo sonrojado.
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Diez Últimos Días | malec-jimon au
Fiksi RemajaPor una tarea de psicología, Alec comienza la grabación de un video. ¿El tema? "Adolescentes dominantes, la verdad tras la máscara de un bravucón" Lo que no sabe, es que entrevistando a sus mejores amigos descubrirá sus crudas realidades. "No hay q...