¿Se adelantó el adiós?

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3/3 maratón

Día siete, primera parte

La tarde de ayer se pasó tranquila, cosa extraña, pues luego del mensaje de Sebastian creí que me haría algo o qué sé yo, más nada pasó.

Hoy es viernes –¡al fin!–, así que la jornada escolar es más corta. Salimos a la una de la tarde y la hora de almuerzo de alarga una hora más, aunque pocos nos quedamos a almorzar, ya que muchos prefieren preparar sus cosas e ir a sus casas para pasar el fin de semana.

La primera clase la comparto sólo con Simon, por lo que éste se ve en la obligación de sentarse siempre junto a mí en la parte delantera de la clase. Por lo menos así descubrimos que Simon tiene un gran talento para la literatura y también para toda la historia de esta.

Cuando estamos en medio de la clase, tocan la puerta, interrumpiendo la charla sobre Edgar Allan Poe. Es Leopold, mi profesor de psicología. Me sorprendo cuando el profesor de literatura me informa que debo salir de la clase, pues Leopold debe hablar conmigo.

¿Será por mi video? ¿Sebastian le habrá hecho algo? O ¿simplemente mi video resultó ser un simple fracaso y no cumplí las expectativas de mi profesor? Los nervios se me disparan de golpe apenas ingresamos al salón de su clase que, al no tener clases en este horario, está vacío.

–Toma asiento, Alec –me dice Leopold y me siento en el pupitre de la primera fila, frente a su escritorio.

–¿Qué pasa? ¿No le gustó mi video? ¿Estaba mal? ¿No se ve? ¿El formato...?

–¡Lightwood, tranquilo! –ríe ante mi evidente estado de crisis–. Tu video está bien. Muy bien, de hecho. Por eso estás aquí.

–¿Cómo? –pregunto atónito.

–Tu video fue sorprendente –exclama y se ve sincero–. No sé si esos chicos actuaban o era verdad cada declaración que hicieron, pero las realidades que reflejaste fueron crudas e impresionantes.

Parpadeo aún sin procesar.

–Entonces... ¿mi video no tiene nada malo? –pregunto desconfiado.

–No, Alec. En serio, hombre, tente más fe –me regaña divertido.

Si el video está normal e incluso tuvo éxito, significa que Sebastian no alcanzó a verlo, ¿cierto? Es decir, si lo hubiese visto, le habría hecho alguna modificación, ¿no?

Con miles de dudas en mi cabeza, pero al menos un poco más tranquilo, vuelvo a lo poco que queda de la clase de literatura.

~

–¡Hey! –nos saluda Magnus a Simon y a mí, una vez salimos a receso.

–Hola, Magnus –saluda Simon, sin apartar la vista del libro que está leyendo... ¿Qué? Es cierto. Que Simon sea un bravucón no quita que pueda ser un apasionado de la literatura... y los comics... y los mangas...

–Hola –sonrío a Magnus y me da un beso en la mejilla.

Cómo desearía que no tuviésemos que escondernos aquí.

–Odio no poder besarte de la forma en que quiero –susurra Magnus en mi oído, sin llegar a verse muy sospechoso.

Esto es tan estúpido. Prácticamente todos los chicos de este internado están al tanto que Magnus y yo, así como Jace y Simon, estamos juntos, pero aun así debemos mantenerlo en secreto una vez que ingresamos a los territorios de la escuela. ¿Por qué? Por culpa Frederick, el inspector de la escuela. Es el tipo más homofóbico, neandertal y cerrado de mente que puede haber en la faz de la tierra. Con razón su esposa lo engaña con Leopold.

Diez Últimos Días | malec-jimon auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora