Tiempo de Amor

5K 179 15
                                    

Basado en la idea de un anónimo en Tumblr: "¿Qué habría pasado si Benicio no hubiera aparecido en el casi beso del 3x10?" 

(Editado: 20.08.24)

---------------------------------------


Ahí estaba de nuevo, esa conexión. 

Ámbar se lo había dicho el día anterior, que no podía patinar con nadie como patinaba con él. 

El corazón de Simón se había acelerado pero lo ocultó bien. Se había vuelto muy bueno para eso: ocultar sus sentimientos. Estos sentimientos que él no quería tener pero que se volvían más y más fuertes cada día que pasaba. 

Ahora estaban patinando, sus movimientos en perfecta sincronía. Casi podía predecir qué iba a hacer ella antes de que lo hiciera, sus brazos y piernas sintiéndose como una extensión de las suyas. La conexión era tan fuerte que se olvidaron de la audiencia. Simón apenas y podía escuchar la música, solo el sonido de sus patines deslizándose por la pista.  

Siguieron la coreografía hasta el paso final. Simón levantó a Ámbar en sus brazos y la colocó sobre su hombro, y juntos giraron, solo un par de veces antes de que él la depositara cuidadosamente de vuelta en el suelo. Así nada más, había llegado a su fin.

Simón suspiró al soltar a Ámbar, forzando a que sus brazos reacios se apartaran y volvieran a sus costados. ¿Era raro que se sintieran vacíos ahora que ya no la estaba sujetando? 

Solo le tomó un segundo darse cuenta de lo cerca que estaban parados el uno del otro. Los ojos de Ámbar— esos hermosos, hermosos ojos azules— estaban a solo centímetros de los suyos. No importaba cuánto maquillaje oscuro se pusiera o cuán negra fuera su ropa— Los ojos de Ámbar siempre brillaban como el azul del cielo, el azul más precioso que había visto jamás. En todo caso, el negro solo resaltaba su brillo, y Simón se tuvo que preguntar si ella lo sabía, si lo hacía apropósito, si era consciente de que una sola de sus miradas era suficiente para hipnotizar a alguien. 

La pregunta voló de su mente junto con el resto de sus pensamientos. El corazón de Simón comenzó a palpitar más fuerte y se descubrió moviéndose más cerca, como atraído por una fuerza magnética que no podía rechazar. Ámbar se acercó también, tanto que su respiración le rozó la boca, y él quedó sin aliento.

Todo lo demás desapareció. No había pista, no había sonido alrededor, no había nada. Solo ellos. Solo Ámbar y sus labios que lo llamaban como el canto de una sirena. ¿Por qué se había estado resistiendo tanto tiempo? ¿Por qué, cuando todo lo que quería estaba justo frente a él? 

Simón cerró los ojos y dejó que la corriente se lo llevara.

Sus labios se rozaron, devastadoramente lento al comienzo, como redescubriéndose después de meses de distancia, y Simón pudo aprender otra vez lo suaves que eran los de Ámbar, lo maravillosos que se sentían al tacto. Una avalancha de sensaciones se desató dentro de él, empujándolo a acercarse más, a aplicar más presión, alzar las manos y acunar el rostro de Ámbar. Las manos de ella se deslizaron hacia su pecho, palmas abiertas sobre el latir de su corazón, y se enroscaron en la tela de su playera. 

Simón de pronto no podía aguantar las ganas de sentirla más, así que sacó la lengua y la deslizó suavemente por el labio inferior de Ámbar, deseando que ella sintiera lo mismo. Debió hacerlo, porque ella abrió la boca para él, y sus lenguas se encontraron, robando gemidos gemelos de dicha de sus gargantas. 

Una de las manos de Ámbar fue a su cabello, y Simón tomó la oportunidad para envolver un brazo alrededor de ella, aferrándola contra sí. Ámbar lo estaba sujetando ahora con un dejo de urgencia, como si lo necesitara para mantenerse en pie. Si Simón pudiera hablar, si tuviera el más mínimo deseo de formar palabra alguna, le habría dicho que no tenía nada de qué preocuparse— Él feliz la seguiría hasta el suelo.

Historias Cortas SimbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora