Historias Cortas Simbar

Se cuenta que siempre dicen la verdad

AU ambientado en los capítulos 3x37/38

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Sonaron golpecitos en su puerta. 

Ámbar abrió los ojos que recién había cerrado y arrugó el ceño. ¿Por qué alguien estaba llamando a su puerta a las — Revisó su celular— 12:13 de la noche? Todos en la mansión deberían estar durmiendo ya hace mucho. Incluso ella ya había apagado las luces y estaba en camino a eso. 

Hubo dos golpes más, probando que no se lo había imaginado, así que prendió su lamparita de noche y fue hacia la puerta. Si era Mónica o el vejestorio de Alfredo queriendo sermonearla por alguna cosa otra vez, juraba por dios—

"¿Simón?"

Casi no podía creer lo que veían sus ojos pero sí, era él, en la misma remera oscura y pantalones rojizos en que lo había visto esa misma tarde. Él la miró, y ella no supo de repente si estar arrepentida o muy, muy contenta de que no haberse tapado el camisón negro con una bata. "¿Qué... hacés acá tan tarde?"

Simón, por su parte, la seguía mirando con una rara intensidad. 

"¿Por qué eres tan linda?"

Ámbar parpadeó y sacudió su cabeza, preguntándose si había escuchado bien. "Perdoná, ¿qué?"

"Eres tan linda", él se quejó otra vez, como si le doliera. "¿Por qué estás con Benicio? Benicio es un cabrón. Benicio es un idiota. Benicio es..." Sus ojos se apartaron de los de ella, mirando a la nada. "Benicio... Beniiicioo... Bení.ci.oooohhh." Se empezó a reír. "¡Qué nombre más raro wey!"

Ámbar se quedó ahí, completamente desconcertada, mirando cómo se reía solo. Entonces notó lo inestable que él parecía sobre sus pies.

Sus cejas se alzaron con diversión y una sonrisa incrédula creció en su boca. "Jodéme, ¡estás borracho!" 

"No estoy borracho", Simón negó inmediatamente, y se paró en un pie para probarlo. "¿Ves?" Solo para irse completamente para el lado un segundo después. "Wow—"

Ámbar alcanzó a agarrarlo antes de que se estrellara contra el piso. Simón solo siguió riéndose.  "Ups."

Dios, qué bizarro era esto. 

"Okay, Simón, creo que te tenés que ir a acostar", le dijo ella. Por muy entretenido que fuera esto, se podía lastimar.

"¡Noo, estoy despiertoo!" Él objetó con ganas. "Estoy que estallo de energía. Podría dar un concierto entero ahora mismo. ¡Liiiindaaa!" Se puso a cantar a todo pulmón. "¿Quién puede ser más linda? Solo dime que síii"

Ámbar entró en pánico e intentó hacer que parara— ¡Todo el mundo estaba durmiendo!— pero Simón estaba en otro planeta y no le dio bola, así que terminó tironeándolo hacia su cuarto y cerrando la puerta tras los dos. 

"Okay, okay, ya entendí", ella exclamó susurrando. "¡Bajá la voz, te van a escuchar!"

Simón la ignoró completamente otra vez, metido en su propia sintonía. "Wow, ¿qué pasó aquí? ¿Explotó un bote de pintura?" Dijo mirando alrededor de su cuarto. "Eso debió estar padrísimo."

Ámbar se tragó su frustración y consiguió sentarlo en la orilla de su cama. Dio vuelta la silla de su tocador y se sentó frente a él. 

"¿Me podés decir qué pasó?" Ella le pidió. "La última vez que te vi, te estabas yendo con Nico y Pedro para terminar la despedida."