Simón llegó al departamento que compartía con los chicos y encontró una muy afligida Ámbar. No era raro llegar y que ella ya estuviera ahí, después de todo, por algo le había dado una llave, pero nunca le había tocado presenciar una escena así.
La cocina estaba patas para arriba. En medio, su novia estaba con un delantal lleno de harina, pelo tomado, mangas arremangadas, y escupiendo cuantas maldiciones se sabía.
Simón dejó sus llaves y se acercó.
"¿Qué pasó aquí?"
Ámbar giró su cabeza hacia él y suspiró derrotada.
"Intentaba hacer galletas. Quería hacer algo lindo para vos ya que vos sos siempre el que me prepara cenas y detalles, pero se me quemaron todas. Juro que seguí las instrucciones perfecto, ahí específicamente decía 15 minutos en el horno, ¡no es mi culpa que este horno me odie!" ella se quejó, pateando la puerta de dicho horno con rencor. Se veía agotada, frustrada y al borde del llanto.
Simón miró la bandeja con alrededor de 40 galletas que estaba sobre el mesón.
"¿Son estas?" preguntó.
"Sí..."
Él se acercó y les dio una ojeada.
"Pues, sólo las veo quemadas por un lado", comentó. Agarró una y le dio una mordida de prueba.
"Ay por dios, no te comás eso", Ámbar gimió mientras veía aterrada como él masticaba y tragaba.
"Sabes, si ignoras la parte quemada, en realidad están bastante bien", dijo Simón apreciativamente. Un poco duras, pero él tenía buenos dientes.
Ella le lanzó una mirada. "Sólo decís eso para hacerme sentir mejor."
"No, de verdad", él aseguró, metiéndose el resto de la galleta a la boca. Llevó su mano a la bandeja para agarrar otra pero Ámbar la alejó de su alcance antes de que pudiera.
"Yo no voy a permitir que comás galletas quemadas", declaró, su voz denotando vergüenza. "Entiendo que me amás pero no te lastimes por eso."
"Ey." Él se acercó y la rodeó con sus brazos. "Mi novia acaba de pasar horas horneando para mí. ¿Qué importa un toquecito amargo por los lados?" Ella soltó un quejido de nuevo y escondió su rostro detrás de sus manos, apoyando su frente en el hombro de él. Simón rió suavemente. "Estas cosas pasan, amor. No tienes idea la cantidad de galletas de navidad que yo quemé ayudando a mi mamá a lo largo de los años."
Gentilmente, él apartó sus manos de su cara y acunó sus mejillas para que lo mirara.
"No están malas, Ámbar. Y yo me las voy a comer porque tú las hiciste para mí, y sí, también porque te amo." Él besó su frente. "Así que, si tú tienes un problema con eso pues qué mala suerte, porque ni tú ni nadie me va a alejar de esas galletas", declaró tajante antes de alcanzar dos más y meterselas a la boca.
Ámbar rió y negó con la cabeza. "Yo no puedo creer lo que estás haciendo."
"Pues, créelo", él masculló entre mascadas.
"Sos un tarado", ella suspiró, y envolvió sus brazos alrededor de su cuello. "Te amo."
Él tragó y le sonrió dulcemente.
"Yo también te amo."
Los dos se besaron suavemente. Simón pasó sus brazos por su cintura y ella colocó sus manos en su pecho. Después de unos segundos, se separaron, compartiendo otra sonrisa dulce y luego Ámbar lo abrazó.
"Espero que no te de dolor de estómago después", murmuró ella contra su hombro.
"Nah. Si supieras las cosas que me he comido en mi vida. Tengo un estómago de hierro", bromeó.
"Prometo hacerlo bien la próxima vez."
Simón dejó un beso encima de su cabeza. "Estoy seguro que sí, bonita."
Ella era la reina de todo, al fin y al cabo. Simón estaba seguro de que con sólo un poquito de práctica, Ámbar haría las mejores galletas que nadie nunca hubiera probado.
Él lo esperaba con ansias.
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En mi humilde experiencia, todos los hornos son diferentes y hay que aprenderse sus mañas antes de poder hacer algo bien 😂
Esto es bien cortito pero lleno de amor. Necesitamos más ternura simbar en nuestras vidas 💜
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Historias Cortas Simbar
FanfictionColección de todos mis oneshots y drabbles, ¡ahora en ESPAÑOL! La mayoría son family friendly, pero hay algunos que no, por eso el 'contenido adulto'. Mejor avisar.