Libertad limitada

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No quiero que valgas la pena,

Quiero que valgas el tiempo,

Que valgas las risas,

Que valgas los sueños,

Que valgas las palabras,

Que valgas las renuncias,

Que valgas los cambios

Que valgas cada momento.

P.O.V Clarke Griffin

Habían pasado varios días desde que mi madre le solicitó a Pike que le brindase cierta libertad a Lexa. Hasta el momento le habíamos llevado comida a una mesa que colocamos en el cuarto de observación y ella se habia comportado menos agresiva. Únicamente se agitaba cuando Pike aparecía en escena, cosa que me parecia muy normal en realidad.

Ella no había vuelto a hablar. Por momentos pensaba que quizas lo había imaginado, pero luego veía ese brillo en su mirada. Ese brillo que me decía que me entendía, pero que prefería guardar silencio. Entonces yo le sonreía con complicidad y a veces, también ella me devolvía la sonrisa.

Estaba medio dormida todavía la mañana del viernes cuando la alarma que anunciaba alguna situación comenzó a sonar. Asustada me levanté de la cama de un salto, agarrando un pantalón gris y una camiseta. Me vestí lo mas rápido que mi cuerpo me permitió y abandoné la habitación.

-¿Qué ha pasado?- pregunté saliendo del arca.

-El grupo regresó. Les han atacado.- me explicó Murphy sujetándome de los hombros cuendo intenté cruzar la entrada. Cruzamos miradas y vi la preocupación en sus ojos.

-¿Y mi padre?- cuestioné con rapidez.

Silencio por parte de Murphy.

-¿Dónde está mi padre?- insistí, ante el silencio empujé al chico y me acerqué al grupo que se reunía afuera. Reconocí a Pike y a Bellamy entre ellos.

-Clarke.- le escuché decir a Bell, quien se giró hacia mi de inmediato.

-¿Dónde esta?- cuestioné.

-Él... lo lamento...- comenzó a decir Blake, las lágrimas se amontonaron en mis pupilas.

-No, dime que está de vuelta.- pedí, pero Bellamy simplemente extendió sus brazos. Escapé de su abrazo y salí corriendo hacia la selva.

No sabía hacia donde me dirigía, pero necesitaba moverme. Necesitaba escapar de la realidad. Me detuve luego de un rato con la respiración acelerada y el pecho oprimido. Grité llena de coraje y frustración. Grité hasta que mis piernas perdieron su fuerza y acabé de rodillas sobre la arena.

-¡Maldita tierra!- grité agarrando la tierra entre mis manos y llorando.

Me sentía rota y adolorida. No estaba lista para perder a mi padre, no estaba lista para no tener un cuerpo al cual llorar. Los momentos con él pasaron por mi memoria como si se tratase de una película. Desde momentos leyendo un libro hasta los días en los cuales me enseñó a manejar un arma.

-No es justo.- susurré mientras las lágrimas seguían bajando por mi mejillas.

Sabía que debía volver. Mi madre estaría preocupada.

-Es peligroso estar aquí.- escuché una voz a mi espalda.

Me giré ante el comentario, encontrándome con un hombre moreno que me observaba con curiosidad. Me levanté mirando mi alrededor. Reconocía el lugar, no habia ido tan lejos del arca.

La bella salvaje  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora