Consecuencias

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"Estaba loca,

joder,

estaba loca.

Tenía en su cabeza una locura preciosa.

¿Cómo no iba a perder la cabeza por ella? "

Capítulo 12
Consecuencias

P.O.V Lexa kom TriKru

En muchas ocasiones había sentido miedo. Un miedo que colisionaba con los linderos del terror o quizás la fobia. La primera vez cuando era una niña de apenas cinco años. El día de la catástrofe. El día de la muerte de mis padres y el día que atacaron Polis tomándonos a mi y a Anya.

Pero los recuerdos más claros eran luego de esos acontecimientos. El miedo me abrazaba cuando los hombres de la montaña nos llevaban a aquellas celdas descoloridas y frías. Nos amarraban a las sillas y nos inyectaban distintas sustancias.

Las inyecciones dolían poco. Solo picaba ligeramente mientras la larga punta afilada atravesaba la piel. Eran los líquidos que contenían las agujetas los que causaban reacciones espantosas. La ocasión más espantosa la viví cuando tuve díez años.

Estaba sentada frente a otra nightblood cuando nos inyectaron. Mi cuerpo comenzó a temblar y sentí mucho calor, solté un jadeo y luché contra las cadenas que me mantenían fija a la silla logrando que cediesen ligeramente. No conocía que tuviese esa fuerza, debía estar recien adquiriéndola.

Cuando llevé la mirada hacia la otra chica me la encontré desfigurada y gritando. Ella intentaba lanzarse hacia mi mientras gruñía y yo espantada comencé a luchar contra las cadenas que me mantenían atada a la silla. Jadeé observando la sangre negra en el rostro de aquella que había dormido a mi lado durante cinco años.

Sentí la presión en mis muñecas. La sangre negra emanando rápidamente ante la fuerza de mi lucha. Grité al ver que a la otra niña había liberado una de sus llagosas manos mientras que yo solo conseguía lastimar mis muñecas.

-¡!Suficiente!- exclamó alguien y una bala atravesó a la niña deteniendo así sus movimientos y acabando con su vida. La sangre salió disparada en todas direcciones. Entonces me quedé quieta, con el pecho subiendo y bajando al ritmo de mi respiración accelerada.

La tierra era un lugar peligroso. Los hombres de la montaña que nos cuidaban solían comentar sobre una gran explosión que había acabaso con gran parte de la humanidad. En ocasiones me preguntaba si haber sobrevivido nos hacía especiales; pero terminaba pensando que simplemente eramos seres extraños.

Temía a las armas de los hombres de la montaña. Eran armas peligrosas. No eran como las espadaa o katanas. No. Una pequeña bala podía matarte más rápido que cinco cortes con una espada. Vi a muchos de mis compañeros morir con una bala en la cabeza o en el pecho. Era una muerte rápida en ocasiones; a veces se sufría demasiado.

Entonces estaban las bestias salvajes. También a ellas temía. Porque eran rapidaz y letales. No había ningún tipo de racionalidad en ellas. No las odiaba, las respetaba hasta cierto punto. Aun así, sentía miedo de ellas porque no podía defenderme contra su fuerza.

Los hombres de la montaña en una ocasión nos habían dejado amarrados a las afueras de Polis. Querían conseguir la piel de una extraña criatura que tenía preferencia por sangre negra. Eramos seis jovenes. Atados en distintos puntos a las afueras de Polis. Solo sobrevivimos dos. Aun puedo escuchar los gruñidos de la bestia y la sangre volando en todas dirreciones mientras despedazaba a sus víctimas.

La bella salvaje  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora