La Batalla

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Capitulo 22
La Batalla

POV Clarke Griffin

Llevaba toda la mañana y parte del medio día sentada en el trono de Heda con una daga entre mis manos. La fina hoja del arma blanca se sentía afilada, pero delicada. Su peso en mis manos me brindaba tranquilidad y seguridad. Estaría mas relajada si Lexa estuviese a mi lado, pero no quería arriesgarle, le pedí que permaneciese en la seguridad de la habitación y ella prometió obedecer.

Los lideres de la coalición habían pasado de un tema a otro en las largas horas que llevabamos en la sala del trono. Podía sentir la tensión emanando de cada uno a medida que se miraban y decían algún comentario. En ocasiones me miraban, como esperando alguna palabra de mi parte, pero yo seguía mirando perdida hacia la puerta.

Nia debería haber llegado hace horas, pero no lo había hecho. No sé si esto es parte de un maquiavélico plan de la lider de la nación de hielo o le ha ocurrido algo en el camino hacia acá. Por algún motivo me inclinaba hacia la primera alternativa, desconfiaba completamente de Nia.

Sentada en aquel trono, palpando la tensión que se seguía construyendo al paso de los minutos me pregunté si así de estresada se había sentido Heda. Lexa era de pocas palabras cuando se trataba de conversar sobre su liderazgo. Siempre la veía al pendiente de su pueblo, siempre pensando en una forma de ayudarnos, de protegernos.

La Lexa que había quedado tras la pérdida de memoria era apenas una tercera parte de lo que había sido Heda. Era más sensible y manejable. La castaña no tenía los ojos cargados de preocupaciones o los hombros llenos de tensión. Ella se veía frágil, pero solo porque no parecía entender cual es el motivo de su vida.

Aunque muy en el fondo, sé que Lexa sigue siendo la misma mujer fuerte y determinada. Estas últimas noches he dormido con una versión de ella mucho más pura e inocente. La amaba de todas formas, porque era mi Lexa. En sus ojos aún podía ver rastros de su antiguo yo y ella poco a poco iba recobrando fragmentos de su memoria.

En momentos como hoy, sentada en su trono, sintiendo que el peso de todos los terrestres descansa sobre mi, deseaba más que nunca tener de vuelta a la antigua versión de mi comandante. A esa mujer de caracter firme y gesto indescifrable. Aquella que a regañadientes me permitió cargarle en brazos cuando se lastimó el tobillo y que me pidió que me salvase a mi misma a costa de la vida de ella cuando el pauna nos persiguió.

Lexa había sido mi roca en muchas ocasiones y yo tenía que ser su roca en estos momentos. Pero estaba tan extresada, tenía tanta inseguridad y miedo. Quería que alguien me librase de tomar el mando de todo este pueblo; pero los terrestres confiaban en que yo era la indicada.

Los minutos seguían pasando lentamente y no había rastro de Nia. Envíe a algunos terrestres a rastrear el perímetro en tres ocasiones diferentes, pero no encontraron nada. La noche se acercaba, y justo cuando estaba por levantarme del trono e indicar que todos se retirasen a sus recámaras Anya entró corriendo a la sala.

Estaba agitada y asustada. Corrió hasta dejarse caer de rodillas delante de mi. Sus ojos mostraban pavor y sus manos estaban temblorosas. Pocas veces la había observado así...siendo la supuesta muerte de Lexa una de esas ocasiones.

-Nia tiene un ejército de bestias. Mínimo tres docenas. Son de los hombres con los que se experimentó en la montaña. - habló entre cortas respiraciones la rubia terrestre.

-Han atacado...- susurré viendo el horrible arañazo que Anya tenía en el brazo, se veía feo y doloroso; pero la rubia ni siquiera le prestaba atención.

-Sí, vienen hacia acá. Estábamos a unos kilómetros patrullando cuando nos atacaron. Lincoln está organizando al grupo junto a Indra.- indicó Anya.

La bella salvaje  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora