Capítulo 19
The Chip
Había sido una larga semana desde lo ocurrido en la montaña. Clarke intentaba de todas las formas posibles distraerse para no terminar llorando en la habitación de Lexa. Al final, decidió que estaría tomando el lugar de la castaña hasta que el espíritu de Heda eligiese a alguien que estuviese capacitado para dirigir a los terrícolas.
En Polis nadie se había atrevido a decir mucho sobre la muerte de la comandante. Los terrestres no eran muy dados a mostrar cuan afectados estaban; aquello no sorprendió a la ojiazul. Aun así, aun cuando todos querían fingir que no había ocurrido nada, Wanheda sentía el vacío persiguiéndola cuando llegaba la noche o cuando se acaban las distraciones.
Al pasar por el área de entrenamiento recordaba su pelea con Lexa. Las lágrimas acudían a sus mejillas y su corazón se sentía mas desgarrado que nunca. Entonces huía de ahí. Pero cada esquina le terminaba recordando a la ojiverde. Su madre le aconsejó no volver a la habitación de Heda, pero la rubia se encontró siendo algo masoquista. Las sábanas aún preservaban el olor de su comandante. Clarke se aferraba a eso con todas sus fuerzas.
Era cierto que en las noches tenía pesadillas. Y despertar en aquella habitación no hacia mucho por ayudarle. Pero ella no quería soltar esas sábanas o esas almohadas. La sola idea de perder las pocas cosas que le conectaban con la comandante la aterraban. Era muy pronto, la herida aun estaba abierta: Clarke no sabía si cerraría en algún momento dado.
Estaba entrando la tarde exactamente diez días luego del evento de la montaña. Clarke estaba en el área de entrenamiento con varios del pueblo Celeste. Las pelea mano a mano no eran de ninguna manera su fuerte, pero había decidido que mejoraría en honor a la comandante.
El combate mano a mano le dejaba exhausta y eso a la rubia le gustaba. Llegaba tan cansada a la habitación que apenas tocaba la almohada se dormía. Odiaba y amaba dormir. Amaba que sus sueños, de vez en cuando, le tomaran cierta lástima y le permitiesen tener a Lexa de vuelta. Odiaba las pesadillas tan vivas que le perseguían; los rostros llenos de dolor, los gritos.
Finn lanzó un golpe hacia Clarke, pero la rubia lo bloqueó con facilidad empujando al castaño lejos de ella. El joven se tambaleó hacia adelante; casi terminó yéndose de bruces hacia el suelo. Él se giró con una sonrisa, secando el sudor de su frente y buscando la mejor forma de volver a atacar.
La rubia tenía su rostro y brazos perlados en sudor, su respiración pesada y rostro ausente. No importaba cuanto tratasen sus amigos de sacarla del hoyo donde se había estado refugiando: era difícil. Ella sonreía, pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. Compartía con los demas, pero solía quedarse pensativa por muchos minutos. La ojiazul sabía que, aunque se sentía culpable, no todo era su culpa. Era probable que en su lugar, la comandante hubiese tomado también decisiones extremas. Pero era difícil empujar los pensamientos a un lado, por más que ella intentaba no darles paso.
Incluso Anya había hablado con Clarke cuando se percató de su mirada cargada de tristeza y culpa. La rubia terrícola la encontró en la habitación de Lexa cinco días después del acontecimiento. La ojiazul la sintió llegar, pero permaneció de pie mirando por la ventana.
Anya caminó hasta llegar junto a la Shaikru. Una junto a la otra, permanecieron en silencio observando por la ventana. Clarke no estaba segura de conocer que estaba pasando por la cabeza de la otra. Y la terrícola simplemente no sabía como iniciar aquella plática.
-Ella te quería. Estaría orgullosa de ti.- susurró Anya.
Volvieron a quedar en silencio. Nunca antes habían estado solas en el mismo espacio; era difícil comunicarle a la otra todos los pensamientos que atravesaban sus cabezas. Anya suspiró dándose la vuelta y sentándose en la cama de Lexa, el movimiento llamó la atención de Griffin. La ojiazul se giró hacia ella y vió a la terrícola agarrar un pequeños cojín cuadriculado y abrazarlo.
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La bella salvaje (Terminada)
RomanceClarke solo conocía sobre los salvajes que vivían en la tierra lo que le había escuchado en el arca. Pocos salvajes había visto através de su vida, solía verlos cuando ya estaban muertos. Hasta que atraparon a una mujer, una de las denominadas salva...