Deseo

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Advertencia: Este capítulo tiene contenido sexual, si no te sientes cómod@ leyéndolo puedes saltar al final para entender el siguiente capítulo.

Besos a lxs que leen

XXXXX

A ti podría decirte

que para mi

cualquier lugar es mi casa

si eres tu quien abre la puerta.

E. Sastre

Capítulo 15
Deseo

Narrador Omnisciente

Pocas veces en su vida había sentido la necesidad de salir corriendo. Lexa no era una mujer que cediese con facilidad a sus miedos. Usualmente los aceptaba y prefería internalizarlos con el fin de no dejar a nadie verlos. Pero aquella sensación de ahogo que le apretujaba el pecho no la había experimentado nunca. Sentía sus musculos contraerse y podría asegurar que algo andaba mal en su cuerpo.

La castaña corrió por lo que le parecieron extensos minutos. Salió de la seguridad que le proporcionaba Polis y se internó en el bosque. Escuchaba las pisadas de Costia a su espalda, la mujer había intentado darle alcance durante todo el tiempo que corrieron.

Heda corrió hasta que sus pulmones le ardían y la respiración apenas le era posible. Entonces se detuvo, inclinando su cuerpo hacía delante y apoyando sus manos en sus rodillas para respirar. Su corazón estaba latiendo desbocado y sus musculos contrayéndose horriblemente.

Fue en ese momento que Costia había logrado darle alcance. La mujer de cabello castaño estaba respirando por la boca y al ver a Lexa detenerse se acercó lo mas rápido que su cuerpo exhausto le permitió.

-¡Heda! ¿Qué ocurre?- le preguntó Costia deteniéndose tras Lexa, la ojiverde se giró de inmediato. Su mirada conectó con los ojos color miel de Costia. El horror que se reflejaba en el rostro de Heda preocupó a la guerrera que de inmediato llevó sus manos a las mejillas de la castaña para que le mirase a los ojos.

-Mi corazón quiere explotar.- explicó Heda tomando la mano de la otra castaña y colocándola sobre su pecho. Su corazón latía feroz bajo la mano de la guerrera.

-Tranquila, pronto pasará.- le aseguró Costia acercándose más, abrazándo a Lexa hasta que la castaña escondió su rostro en el cabello de la otra e intentó calmarse sin exito alguno.

-No sé que pasa.- susurró Lexa luego de unos minutos en silencio, su corazón no cooperaba y podía sentir las vibraciones expandiéndose alrededor de su cuerpo. Como si sus celulas hubiesen enloquecido y su cuerpo hubiese generado un exceso de energía para uso inmediato.

-Lexa...yo podría ayudarte...- comenzó a decir Costia, a otros en Polis les había ocurrido aquello que ahora le estaba ocurriendo a la más poderosa de las terrestres. Era un proceso biológico inducido por los tratamientos de los hombres de la montaña y no había forma de controlarlo. ¿Cierto?

-No, solo necesito tranquilizarme.- se negó rotundamente Heda, ella jamás había recurrido a eso desde el día que descubrió que podía quemar el exceso de calor corriendo atraves de los árboles. No entendía porque no estaba funcionando ahora.

Estaban en aquella posición indefensa cuando se escuchó un extraño ruido. Heda no escuchaba nada aparte del latido exagerado de su corazón. Apenas era consciente de que estaban colindando con el terreno que pertenecía a los hombres de la montaña: lo cual las ponía en grave peligro.

La bella salvaje  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora