8.

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Valentina POV.

—¿Ya me vas a decir a dónde vamos? —pregunta Juliana mirando a todos lados.

La verdad es que me puse a dar vueltas sin rumbo para distraer a Juliana del lugar a donde pienso llevarla.

—Juls, take it easy, ya van como diez veces que me lo preguntas —digo sin quitar la vista del camino. Esta vez decidí manejar por mi cuenta.

—Es que la curiosidad me está matando —Juliana se desliza en el asiento y alza los brazos con dramatismo. Me río de su actuación.

—¿Has pensado en ser actriz? —me burlo.

—Por supuesto, mírame —toma mi barbilla con su mano y gira mi rostro, pone una pose rara, vuelvo rápidamente la vista a la carretera —Soy bella, buena con el drama, inteligente ¿Qué más puedo pedir?

—Juls —la llamo.

—¿Qué pasa?

—Estoy viendo algo en el cielo...

—¿Qué? Yo no veo nada —asoma la cabeza por la ventana del auto buscando en las nubes.

—Oh, espera, creo es tu grandísimo ego —de reojo la veo poner los ojos en blanco —Hoy estás diferente —poco a poco detengo el auto y me estaciono en un lugar vacío por un lado de la acera.

—¿Diferente cómo?

—No lo sé, te ves muy contenta, ¿Algo que no me hayas contado? —pregunto tratando de indagar y sacar algo sobre el tal Valente.

—No, o sea sí... Digo, no hay nada que no te haya dicho pero si estoy contenta, es que esto de las sorpresas me ponen muy emocionada —dice sonriendo y con un brillo precioso en sus ojitos castaños.

¿Ya les he dicho cuánto me fascina?

—Bueno, pues entonces mira atrás tuyo —muevo un poco la cabeza indicándole que mire a sus espaldas.

Juliana POV.

Siempre he sido demasiado efusiva cuando de sorpresas se trata, y es que no voy a negar que me encantan.

Valentina mira detrás de mí y yo me giro rápidamente en el asiento. Estamos en un parque, uno al que nunca había venido, en el centro de este hay una enorme pista de hielo, es sorprendentemente genial.

—Wow —dejo escapar un pequeño susurro —¿Val, en serio vamos ahí? —me vuelvo hacia Valentina pero ella ya no está en el asiento —¿Val?

—¿Me acompaña, señorita? —me sobresalto por su repentina aparición. Valentina me abre la puerta del auto y me extiende la mano para ayudarme a bajar.

Salgo del vehículo tomada de la mano de Val, cierro la puerta detrás de mí. Caminamos en dirección a la pista aún con las manos entrelazadas, pedimos dos pares de patines de hielo con la respectiva talla de cada una, nos dirigimos a una banca vacía y nos colocamos los patines.

Antes de entrar a la pista de hielo, Valentina saca de su mochila un par de beanies, ella se coloca uno y después toma el otro para acomodarlo sobre mi cabeza, tal y como a una niña pequeña.

—¿Vamos? —me pregunta tocando mi nariz con su dedo índice, asiento y arrugo la nariz en reacción a su tacto.

Me vuelve a tomar la mano y se pone en marcha, camino detrás de ella. Justo cuando estamos por entrar me detengo y con la mano que tengo libre le doy un pequeño tirón a la manga de su sudadera.

—Val, espera...

—¿Sucede algo? —sus ojos buscan los míos.

—Tengo miedo —digo casi en un susurro —Es que nunca había venido a una pista de estas —siento aumentar la temperatura en mis mejillas y trato de evitar su mirada.

Valentina Carvajal (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora