15.

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—¿Por qué no contestas mis llamadas, Juliana? —la de cabellos dorados decía para si misma recorriendo la habitación de un lado a otro.

Era la décima vez que marcaba el número telefónico de la menor sin obtener respuesta alguna, estaba comenzando a darse por vencida.

Derrotada deja su celular sobre la mesita de noche y se sienta en el borde del colchón con la vista fija en una de las cuatro paredes que la rodean. Con los ojos cristalizados y sintiendo una fuerte opresión en el pecho trata de calmarse y pensar que todo estará bien, que sólo es un contratiempo y es ahora cuando debería mantenerse más fuerte y estable que nunca.

—Bien, aquí voy —decidida se levanta para ir a buscar a Juliana, tenían que aclarar las cosas y llegar a un acuerdo, en definitiva Valentina no iba a permitir que un simple obstáculo las mantuviera alejadas una vez más.

Juliana POV.

Mi celular no dejaba de sonar notificándome que tenía varios mensajes sin leer y llamadas perdidas por parte de Valentina.

Cuando la escuché discutir con su padre pensé que lo mejor sería alejarme aunque me doliera, de ninguna manera puedo permitir que la echen de su casa y mucho menos que interrumpan sus estudios cuando está a tan solo unos meses de titularse, después de todo el esfuerzo que ha puesto en ello, las noches sin dormir por terminar sus proyectos y las intensas horas de estudio para aprobar sus materias, sería demasiado egoísta de mi parte querer quedarme con ella sabiendo el montón de consecuencias que traería consigo.

Toda esta situación no me tiene del todo bien, quizá una ducha podría ayudar a relajarme y posiblemente liberarme por un momento de todos los pensamientos negativos que acechan en mi mente.

Una vez dentro del cuarto de baño me deshago de cada una de las prendas que cubre mi cuerpo, luego de quedar completamente desnuda giro el grifo de la regadera y disfruto de la sensación del agua tibia recorriendo todo mi cuerpo, cierro los ojos y siento como poco a poco la tensión desaparece.

Me gustaría quedarme durante mucho más tiempo sintiendo la agradable sensación de las gotas de la regadera empapando cada parte de mí, es increíble como tan poco puede lograr mucho.

Una vez que salgo de la regadera envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo y dejo las húmedas hebras de mi cabello caer libremente sobre mis hombros.

En este momento lo último que esperaría es encontrarme la imagen de Valentina sentada en el borde de mi cama, sin embargo ahí estaba ella, dedicándome una de sus miradas profundas con aquellos ojos azules tan hipnotizantes. Casi por reflejo froto mis ojos, no puede ser que toda esta situación me tenga alucinando, ¿Realmente tengo a Valentina frente a mis ojos o es mi mente vacilante que trata de jugar conmigo?

—Soy real, no soy ningún holograma, Juliana.

Parece como si la chica de ojos azules hubiera logrado leer mis pensamientos o estos mismos se hubieran grabado con letras enormes sobre mi frente.

—Val, ¿Qué haces aquí? No deberías...

—¿Por qué todos se empeñan en decirme que debería hacer? ¿Cómo saben qué es lo que me conviene y qué no? —repentinamente me vi acorralada por el cuerpo de Valentina, quise retroceder pero mi espalda ya estaba chocando contra la fría madera de la puerta del baño.

Val posa uno de sus brazos a un costado de mi cabeza y el otro sujeta mi cintura firmemente, tira de mí con la fuerza suficiente para pegarme a su cuerpo sin lastimarme. 

—¿No dirás nada? —pregunta Valentina sin desviar su mirada de la mía. Me gustaría responder a su pregunta pero sinceramente no sé como reaccionar ante esta situación, tampoco sé que decir, es como si mi cerebro se hubiese quedado en blanco, dejándome totalmente desconectada de la realidad.

Valentina Carvajal (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora