Valentina Carvajal (Pausada)

11.

Juliana POV.

Hay días en los que simplemente llegas de la escuela o del trabajo y lo único que haces es tenderte sobre la cama o el sofá y dejar que todas aquellas imágenes del transcurso del día hagan una breve recapitulación de todo lo ocurrido.

Normalmente luego de la universidad me paso por una de las tiendas cercanas para comprar algunos caramelos. Sin embargo, esta vez no fue así.

Al salir de la universidad caminé directamente hasta mi casa, claramente sin hacer ninguna parada en el camino. Llegué al lugar que ahora llamamos hogar, entré y me dirige a mi habitación. Pasé de largo a mi mamá sin decir palabra alguna.

—Juliana, ¿No vas a comer? —pregunta mi mamá desde el marco de la puerta de mi habitación.

—No ma, no tengo hambre —respondo sin voltear a verla.

—Ay mija, ¿Todavía sigues mal por lo de Valentina? Ya pasaron dos semanas —me siento en la cama y mi mamá por un lado de mí.

Inicio del Flashback

Me alejé de Valentina lo más rápido que pude, luego de ver aquella escena de ella besándose con Lucho no tenía más que hacer ahí, no quería escuchar lo que tenía para decir, no por ahora.

Dando largas zancadas llegué al parque, tomé asiento en una de las muchas bancas que había alrededor de todo el lugar, puse mis codos sobre mis rodillas y hundí mi rostro en mis manos. Las lágrimas no tardaron en hacerse presentes y no pude contener los sollozos por mucho tiempo.

—Oye, ¿Estás bien? —me sobresalté un poco cuando escuché que me llamaban. Inmediatamente me limpié la cara y levanté la cabeza.

—Sí, todo bien —traté de evitar el contacto visual a toda costa.

—Perdón, pero es que soy tonta. Mira que preguntar si estás bien viendo tu estado —sonreí un poco.

—Sí, fue un poco tonto —por primera vez miré a la chica parada frente a mí. Era delgada, de cabello corto y oscuro, y sus ojos eran negros como la noche.

—Pero bueno, te he sacado una sonrisa —la pelinegra se sentó en el espacio libre de la banca.

—Sí...

—¿Quieres hablar? —negué —Bueno... Entonces supongo que quieres estar sola.

—No quiero sonar grosera, pero sería lo mejor —dije rascándome la nuca.

—No te preocupes, yo también así lo querría —dijo poniéndose de pie y comenzando a marcharse.

—Espera —se dió la media vuelta —¿Cuál es tu nombre?

—Soy Mayela —Y sin más volvió a girarse y continuó avanzando en dirección contraria a mí.

Fin del flashback.

¿Quién era aquella mujer? Tuve la oportunidad de conocer su nombre pero no de decirle el mío.

—Tierra llamando a Juliana —mi mamá pasa su mano frente a mi cara una y otra vez. Parpadeo un par de veces regresando a la cruda realidad —Entonces, ¿Qué dices?

—Sí.

—Muy bien, a partir de ahora te encargas de lavar los platos —dice Lupe sonriendo.

—¿Qué? Yo no acepté eso —reniego.

—Lo acabas de hacer.

—No se vale, me agarraste en curva —me cruzo de brazos y me hago la enojada.